Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 952

Ana no esperaba que Lourdes le confesara tan directamente.

En el restaurante, Ana ya sospechaba que Lourdes pudiera estar embarazada.

Lourdes, consciente de la agudeza de Ana, rió y comentó: —Ya tengo una cita para la cirugía en estos días. Probablemente, los problemas que he enfrentado en los últimos meses están relacionados con el embarazo.

—¿Lo has pensado bien?— Ana notó la duda en Lourdes mientras hablaba de la cirugía.

Si realmente no le importara la vida que llevaba dentro, no mostraría esa lucha interna y duda en sus ojos.

Lourdes asintió, —Es mejor no traer a un niño a un hogar sin amor paternal. Además, no estoy preparada para ser madre soltera.

Luego, agregó en voz baja: —¿Puedes guardar este secreto para mí?

No podía permitir que su familia o la gente de la familia Blanco supiera sobre su embarazo, pues eso obligaría a Salvador a casarse con ella, aunque no lo deseara.

Si Salvador no tuviera a alguien a quien amar, un matrimonio de conveniencia podría funcionar, donde ambos obtendrían lo que necesitan.

Pero ahora que Salvador y Sofía están profundamente enamorados, eso complicaría las cosas.

Ana, comprendiendo la situación, asintió seriamente, —Por supuesto.

—

Después de su visita a Lourdes, Ana se dirigió directamente a la Villa Estrella de Mar.

Alejandro estaba en casa.

El doctor Cipriano también estaba allí, realizando un chequeo a Alejandro.

Al ver a Ana, Cipriano la saludó primero, —Señora.

Ana asintió: —Doctor Cipriano.

Alejandro, señalando hacia la mesa, dijo: —Hay un pastel de crema allí, pruébalo a ver si te gusta.

—Lo compré en el camino, de una tienda que ha sido muy promocionada en vídeos recientes,— explicó rápidamente Cipriano.

De hecho, lo había comprado para él mismo.

Temía que si regresaba a comprar, ya no hubiera, y nunca imaginó que Alejandro, a quien generalmente no le gustan los dulces, pediría probar este pastel de crema por el que había esperado una hora en fila.

Al oír que él quería probar, Ana estaba a punto de sacarle un pedazo, pero Alejandro se inclinó y comió del pedazo de ella.

Este gesto sorprendió a Cipriano.

Esto ya no era simplemente mimarla.

Ana, sorprendida por su acción, preguntó, —¿Te gusta?

—Mm, está bueno,— respondió Alejandro, sin saborearlo detenidamente, sus ojos fijos en Ana.

Ana se sintió algo confundida por su mirada, —Tú...

Su mirada hacia ella en estos días siempre tenía un aire indescriptible.

Con Cipriano presente, había cosas que no podía decir.

Miró hacia Cipriano, —Doctor Cipriano, ¿le gustaría probar?

—¡Claro!— respondió rápidamente Cipriano.