Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 956

La indiferencia de Lourdes alcanzó un extremo absoluto.

Salvador, paralizado, permaneció inmóvil y luego frunció el ceño.

Sofía, percibiendo algo extraño en Salvador, mordisqueó su labio rojo y dijo: —Salvador, ya hemos llegado.

Salvador volvió en sí y ayudó a Sofía a salir del ascensor.

Justo cuando las puertas del ascensor estaban a punto de cerrarse, Salvador miró hacia atrás.

Se encontró con la mirada ligeramente sarcástica de Lourdes.

La sensación de pánico se apoderó de él nuevamente.

Habiendo conocido a Lourdes durante tanto tiempo, siempre la consideró una persona aburrida; sin embargo, tenían buena química en la intimidad. Fuera de eso, Lourdes no le despertaba ningún sentimiento, ni bueno ni malo.

Pero la Lourdes de ese momento...

Le hizo rememorar los tiempos que pasaron juntos.

En ese instante, Lourdes parecía odiarlo.

Sofía, notando que Salvador volvía a mirar a Lourdes, expresó su descontento: —¿Te arrepientes de haber terminado con Lourdes? Salvador, si te arrepientes, ¡ve a buscarla ahora! Ustedes son iguales, ella fue la esposa que tu familia eligió para ti, deberían estar juntos. ¡No debería ser yo la tercera en discordia! ¡Vete, búscala! ¡Terminemos esto ahora!

Las puertas del ascensor se cerraron.

Mientras Salvador apartaba la mirada, escuchó las palabras de Sofía y se dio cuenta de su error.

—Te equivocas, la conozco desde hace tanto tiempo, y verla en el hospital claramente enferma, sería de mala educación no preguntar cómo está.

Pero Sofía no le creía y se sentía aún más angustiada: —¿Aún sientes algo por ella? Salvador, sabes lo mucho que me importan los detalles, quiero que me ames con todo tu corazón, no puedes estar conmigo y al mismo tiempo pensar en Lourdes. ¡Es muy injusto para mí!

Ella estaba decidida a evitar que Salvador y Lourdes se reencontraran. Si Lourdes le revelara a Salvador que está embarazada...

Si la familia Blanco lo descubre, ella y Salvador nunca podrían estar juntos.

Y respecto a por qué Lourdes estaba de nuevo en el hospital, no pudo evitar especular: ¿Habría Lourdes tenido un aborto quirúrgico?

Esa idea hizo que su corazón saltara violentamente; sería mejor si Lourdes realmente hubiera tenido un aborto, así no tendría que preocuparse más.

Salvador frunció el ceño, sintiendo que Sofía estaba siendo algo irracional. —Ya te dije que no tengo nada que ver con Lourdes, ¿por qué aún no me crees?

El ligero nublado en el corazón de Salvador se disipó de inmediato: —Yo también.

—

El país de Piedraplata.

En un vehículo comercial, Ana acababa de bajar del avión, apoyándose cansadamente en el respaldo de su asiento.

Alejandro le pasó una botella de agua.

Ana la aceptó, diciendo: —Gracias.

Tras beber algunos sorbos, recuperó algo de energía.

A veces, cuando viaja en avión, experimenta un incómodo zumbido en los oídos que no desaparece inmediatamente después de aterrizar.

Además, dado que el viaje fue largo, se sentía aún más exhausta.

A diferencia de ella, Alejandro, quien viaja frecuentemente por trabajo, parecía no experimentar ningún malestar y comenzó a trabajar con Eduardo, que estaba sentado en el asiento delantero, tan pronto como se subieron al vehículo comercial.