Mi Pareja Tiene Dos Lobos romance Capítulo 136

La Perspectiva de Catherine

Me di la vuelta y la miré extrañamente. "¿De qué sirve arrepentirse ahora? Me has hecho daño. Tengo suerte de no haber muerto. No suplicaré por alguien que quería que muriera yo. Prepárate para enfrentar la sanción real".

"Solíamos ser colegas. ¿Tienes que ser tan despiadada? Si alguna vez salgo, te buscaré. ¿Me oyes?". Vanessa se enfadó al instante y gritó.

Los dos guardias lobos que estaban detrás de ella escucharon su amenaza y de inmediato la regañaron. "¡Cállate! Nunca tendrás una segunda oportunidad".

Al escuchar sus palabras, me burlé sin miedo y salí a grandes zancadas.

Vanessa no sabía que la amenaza que acababa de hacer la condenaría, porque Blake no la dejaría escapar.

Blake nunca permitiría que ningún peligro acechara a su alrededor o a sus seres queridos, especialmente a su familia.

Saliendo del salón del consejo de la manada real, me senté junto a Blake. Estaba mucho más aliviada, no tan preocupada como antes.

Blake extendió la mano y acarició suavemente la parte posterior de mi mano. "No pienses más en eso. Esa mujer no saldrá y dañará a otros nuevamente".

Me giré para mirarlo con sorpresa.

Sonrió en una forma misteriosa. En lugar de continuar con el mismo tema, me preguntó en voz baja: "Todavía es temprano. ¿Por qué no vienes a mi empresa conmigo?".

"No esperaba que estuvieras aquí". Miré su apuesto rostro y luego me volví hacia la ventana.

Blake se rió en voz baja. "Pensé que no te atreverías a venir a menos que lo hiciera yo".

Dije desaprobando: "¿Por qué tendría miedo? Casi me mató. Incluso quería abofetearla para desahogar mi ira".

"Está bien. Sé que eres valiente. Solo estaba preocupado por ti", finalmente me dijo Blake la verdad.

Su mirada se detuvo en mi rostro y sentí que mi cara ardía. Quería huir.

"No pienses que pensaré diferente de ti solo porque sigas diciéndome esas palabras cursis. Me lastimaste antes. Y aquella vez en la reunión de apareamiento, tomaste el lado de Gina y pediste a alguien que me echara sin piedad. No me digas que olvidaste esas cosas". Me sonrojé y enumeré las cosas que él me había hecho en el pasado.

Blake estaba ligeramente aturdido.

Entonces levantó la mano y ligeramente subió la manga, revelando la marca de mordida que ya estaba curada.

"¿No me mordiste de vuelta? Llamémoslo un empate".

"¿Cómo es posible que todavía haya una marca?". Miré con duda la débil marca de mordida en su muñeca.

En aquel entonces, estaba tan furioso que le mordí la mano con todas las fuerzas que tenía.

"No lo sé tampoco. Simplemente no desaparecerá", dijo Blake. A él no le importaba mucho. "Si crees que te humillé ese día, puedes morderme de nuevo. Pero esta vez, ¿puedes morderme en otro lugar?".

El sol brillaba desde afuera de la ventana. Solo había unos pocos rayos de sol entre los altos árboles, pero casualmente hacían que los ojos sonrientes de Blake brillaran.

Incluso bajo un sol deslumbrante como ese, los ojos de Blake seguían siendo encantadores, como si fueran aún más brillantes que la luz del sol.

Mi corazón latía aún más rápido.

Odiaba y temía este sentimiento. Era como si sus ojos fueran como un enorme agujero negro que quería absorberme sin piedad.

"No quiero volver a morderte. Llamémoslo un empate". Era como si me hubieran obligado a llegar a un acuerdo de paz con él.

Mientras Blake hacía pequeña charla conmigo, el coche ya estaba en la sede de su empresa.

Los dos edificios que se encontraban en el centro de innumerables rascacielos eran espectaculares.

Miré al hombre perezoso a mi lado.

Sus labios delgados se curvaron en una sonrisa mientras miraba afuera.

Su perfil perfecto tenía líneas esculpidas.

Estaba atónita. Cuando me di cuenta de que estaba actuando como una adolescente, todo mi cuerpo tembló.

Estaba tan nerviosa y desconcertada.

Quizá había pasado demasiado tiempo desde que la vida me trató con amabilidad. Ahora que alguien fue amable conmigo, me sentí de alguna manera incómoda.

No pude evitar bajar la cabeza y burlarme de mí misma.

Sin embargo, Blake estaba tranquilo y sereno. Asentía educadamente a las personas que se acercaban a saludarlo.

Estaba seguro de que me estaba sonrojando.

Finalmente, después de pasar por el gran salón, los dos entramos en el elevador.

Blake se volvió para mirarme. "Pareces muy nerviosa".

"No... ¡No lo hago!", respondí apresuradamente.

"Tu palma estaba llena de sudor". Blake se rió.

Estaba abrumada. Rápidamente me sacudí la mano y luego toqué mi palma. Efectivamente, estaba sudando. ¿Cuál era el punto de negarlo?

"¿De qué hay que tener miedo? Todos saben sobre nuestra relación", se rió Blake.

"Se necesita mucho valor para ser tu novia. Me temo que no tengo el coraje para enfrentar las miradas envidiosas de tanta gente", dije burlonamente, retorciendo mis dedos.

"Pero deberías", dijo en voz baja.

"¿Por qué?". Lo miré extrañamente. Él no era yo. Era fácil para él decirlo.

"Porque tú diste a luz a mis hijos, y eran dos". Blake me dio la mejor respuesta.

Me atraganté con sus palabras.