En la casa de la familia Carvallo.
Después de despejar los flores, el padre de Stefano se sentaba en el sofá, y preguntó en voz baja, —¿Qué pasó?
La madre de Stefano le batió a sus hombros suavemente, frunciendo el entrecejo, y dijo, —No estés tan serio, habla con calma.
Stefano se puso en pie, y una ratos después, dijo, —Papá, mamá, os engañé.
—¿Cómo? Hablas claro, Stefano.
—Doria no es mi novia, pero le quiero, por eso, le rogué hacerme un favor, que regresó a nuestra casa conmigo para visitaros.
Sin embargo, sin dudas que tenía propósito egoísta.
Pensaba que si Doria accedió a su petición, sería especial en el corazón suyo.
Y luego, con ese pretexto, Doria podría seguir fingiendo ser su novia.
Pero no esperaba que todo fuera desbaratado por Édgar.
Su padre gritó, —¿Mira, qué haces tú?
Después de un rato, su madre preguntó, —Pues, ¿el hombre que llevó los flores a casa es su novio?
Stefano meneó la cabeza y explicó, —Es su ex marido, están divorciados, pero ese hombre le molestó repetidas veces a ella, Doria no le dio un sí.
—¿Por qué no nos dijiste del divorcio entre ellos?
—Creo que no importa nada —contestó Stefano.
—¿No importa nada? ¿Si quieres llevarle a casa, tu madre y yo no tenemos el derecho de saber sus informaciones básicas? Bueno, y ahora, su ex esposo apareció en nuestra casa, ¿sabes qué es? Tú eres el responsable de la deshonra.
La madre de Stefano era como un mediadora y dijo, —Ya ya, ¡dejadlo todos! Doria es una chica buena, me gusta mucho, si su ex esposo se arrepiente y le persigue a Doria de nuevo, es decir, la muchacha tiene las características excelentes. Si podéis casarse, será la suerte de nuestra familia, pero si no le gustas, no insistas más.
Su madre echó un vistazo a él, y añadió, —Stefano, deberías estar seguro de quién quiere esa chica. Si lo que quiere es su ex esposo, no les molestes. En contra, si te quiere, no podrá ser mejor.
Stefano movió sus labios levemente y no habló nada más.
La madre siguió, —Voy a arreglar la cocina, dejad de discutir. Es la fiesta de Navidad, en un período tan jubiloso, no hace falta reñir.
Cuando salió ella, su padre se alzó y dijo, —¡Acompáñame al cuarto de estudio!
En el cuarto, preguntó su padre, —¿Escuchas bien lo que ha dicho tu madre?
Stefano asintió con la cabeza.
Su padre añadió, —Creo que estás muy seguro de quién quiere esa muchacha, si no, hoy la que volvió a casa contigo sería tu novia verdadera en vez de una falsa.
Stefano frunció el entrecejo y le entendió bien, —Papá, no lo sabes…
—Bueno, no lo sé, ni tengo ganas a saberlo —dijo su padre—, puesto que no eres especial en su corazón, no tienes que perder tiempo en ella.
—Pero me gusta mucho ella.
—No importa, no eres un chico inmaduro que siempre se meta en los asuntos emocionales, tendrás más cosas relevantes para hacer.
Tras sus palabras, Stefano se quedó en silencio.
Dijo el padre, —Vale, te dijiste mucho, ¡piénsalo bien!
Cuando Stefano regresó a su habitación, oyó un sonido de la vibración del móvil.
Era el mensaje de Doria, dijo que ya estaba en su casa.
Stefano querría llamar a ella inconscientemente, pero al mirar a su número de teléfono, estaba dudando.
Incluso sus padres ya sabían que a Doria le gusta Édgar.
Hasta hoy, seguía engañarse a sí mismo, y esperaba que un día podría obtener una respuesta diferente.
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