Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 401

Por otro lado, cuando Édgar Santángel abrió la puerta, solo estaba Ismael Aparicio en el interior cuidando al bebé, y Julieta Nores no estaba.

Édgar echó un vistazo al carricoche y dijo:

—¿Ya está dormido?

Ismael asintió con la cabeza.

—Hace un rato.

Édgar dijo:

—Cuando vuelva Julieta, tú vuelve a la universidad.

Ismael contestó:

—Vale.

Obviamente, Ismael no le estaba escuchando, y su mirada estaba clavada en el bebé desde el principio.

Tras un rato, él habló de nuevo:

—¿Cuándo planeas contárselo a mi hermana?

—Ya lo sabrás.

Ismael frunció el ceño, pareció que quiso decir algo, pero en este momento volvió Julieta.

Julieta saludó:

—Señor Édgar.

Posteriormente, saludó asintiendo con la cabeza a Ismael.

Édgar se levantó. Cuando iba a salir, Julieta le llamó de repente.

Él se giró y permitió a Julieta acabar su frase.

Julieta titubeó un buen rato y dijo:

—Señor Édgar, ¿cuándo volverá señora Roxana?

—A las 6 de la tarde a más tardar.

Después de una breve pausa, Édgar siguió:

—¿La buscas por algo?

Julieta sacudió las manos de lado a lado.

—Qué va, no ha pasado nada. Solo temo que si me ausento a comprar comida nadie pueda cuidar al bebé, sería poco conveniente...

—Si necesitas algo, llama para que lo traigan.

De hecho, cuando Julieta expuso esta pregunta, ya estaba muy nerviosa. Hacía mucho que el Señor Édgar le había pedido que intentara no salir de casa cuando no hiciese falta. Cualquier cosa que faltara en casa podía solicitar para que se lo trajeran.

Julieta seguía la dicha orden al principio, y en escasas ocasiones salió de casa hasta que conoció a Gonzalo Cotilla. Siempre tenía ganas de buscar excusas para salir, pasando de una vez cada tres días hasta aumentar la frecuencia a una vez al día.

Al ver que Señor Édgar no había dicho nada, Julieta suspiró aliviada.

—De acuerdo.

Édgar miró hacia Ismael.

—Vamos.

Después de bajar las escaleras, Ismael preguntó:

—¿Dónde encontraste a esta chica? ¿Es de fiar? Dejándole sola para cuidar el bebé, ¿pasará...?

Édgar le preguntó sin emoción:

—¿Sola?

Sin esperar a que Ismael dijera algo, Édgar oteó los alrededores y continuó:

—Tenemos gente por todas partes, solo que tú no la ves. Ella solo se encarga de cuidar a ese pequeño bastardo. Otras personas se encargarán del resto de asuntos.

Ismael se quedó sin palabras.

«¿Pequeño bastardo? ¿Hay alguien capaz de llamar a su propio hijo de esa manera?»

Édgar miró la hora y dijo impacientemente:

—Venga, sube al coche. Te llevo a la universidad, luego tengo cosas que hacer.

Ismael contestó:

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO