Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 426

Cuando se despertó Doria, fuera de la habitación el sol estaba relumbrando.

Ella dio una vuelta en la cama, buscó el móvil entrecerrando los ojos.

Pero después de leer la hora, se incorporó directamente. ¿Por qué habían sido las once?

¡El despertador no funcionó!

Doria bajó la cama con mucha prisa. Mientras abrió la puerta del dormitorio, vio caminar hacia ella a Édgar con un bolso en la mano.

—¿Ya estás despierta?

Ella dijo molesta:

—¿Cuándo te despertaste? ¿Por qué no me interrumpiste?

—Vi que estabas durmiendo bien. Pensé que debes dormir un poco más.

—¡Pero estoy retrasada!

Édgar le preguntó:

—¿Hoy no es tu día libre?

Doria se quedó atónita por un ratito.

De repente se calmó.

Parecía ser así.

Hoy era el domingo.

Debido a que últimamente llevaba trabajando sucesivamente e incluso yendo al estudio todos los días, ella casi olvidaba que también hay domingo en una semana.

Ella regresó al cuarto mientas bostezaba.

—Pues volveré a dormir un poco más.

Édgar abrazó su cintura detrás de ella.

—No vayas. Apenas puedes descansar, ¿vamos a salir?

Doria se volvió.

—¿No habremos ido al cine otra vez?

Édgar no la respondió.

Al ver eso, ella levantó las comisuras de boca y estaba de tan buen humor que le desapareció el sueño. Desde su mano cogió el bolso en que había ropa y luego entró en la habitación.

Sin embargo, apenas comenzó a cambiarse de ropa, se abrió la puerta.

Doria se apresuró a tomar la ropa para cubrir su pecho y dijo con disgusto:

—¿Entras sin golpear?

Édgar dijo:

—Si sientes que eso es injusto, también te permito mirar.

Diciendo, él empezó a desabotonarse la camisa.

Ella estaba un poco embarazosa.

Así se precipitó a decir:

—¡Párate!

Doria le mostraba la espalda y quería terminar de vestirse de ropa lo más rápido posible.

No obstante, con razón desconocida los botones del sostén como si estuvieran en su contra, de cualquiera manera no pudieron lograr abrocharse.

En este momento, detrás de ella sonó la voz baja del hombre:

—¿Necesitas ayuda?

Doria renunció a luchar con ellos.

Ella dijo con las orejas rojas:

—¡Apúrate!

Édgar enarcó las cejas y abrochó fácilmente los botones para ella.

Sin esperar a su próximo movimiento, Doria había salido de su lado y volvió a vestir.

Después de eso, ella preguntó:

—¿Adónde iremos?

—La exhibición.

—¿Cuándo iniciará?

Édgar miró la hora.

—No será tarde si vayamos después del almuerzo.

Cuando ella se lavaba, sonó el teléfono que Édgar había puesto en el sofá. Él fue a tomarlo y contestó la llamada tras irse del dormitorio.

—Dime.

—Sr. Édgar, Saúl ha interrogado a Alba. Pero ella negó ser el que había hizo las cosas. También echó toda la culpa a José, Briana y Mónica.

Édgar se rio irónicamente, pareciendo no estar demasiado sorprendido por eso.

Se continuó desde el otro lado:

—Saúl originalmente pensó dejar que la mataran, pero…

—¿Pero qué?

—Pero Israel lo detuvo.

Édgar respondió:

—Entiendo.

—¿Todavía nos hace falta seguir más a ella?

Él dijo indiferente:

—No. Ahora ella ha traicionado a Briana y Mónica, ¿crees que ellas dos serían personas tan fáciles?

Capítulo 426: Salir con el que me gustaba secretamente 1

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