Mi profesor es mi alfa mate romance Capítulo 6

Punto de vista de Lila

No me sentía bien.

No sabía si había sido algo que comí; quizás el pastel fue demasiado. O tal vez había bebido más de lo que debía. Solo me había tomado un par de copas de vino como máximo.

De repente, una sensación de mareo me invadió. Sentí una ola de calor recorrer mi rostro. Mi corazón latía fuerte y necesitaba sentarme antes de desmayarme por completo.

"Lila, ¿por qué no te llevo a tu habitación para que te acuestes?" sugirió mi madre, sentándose a mi lado en el sofá. Miré a mi alrededor y encontré unos cuantos ojos preocupados mientras luchaba por mantener la calma.

"Estoy bien", traté de asegurarle.

Odiaba la idea de irme temprano de mi propia fiesta. Mis padres habían trabajado tan duro para hacer de esta noche algo perfecto y no quería decepcionarlos.

"Pero estás ardiendo. Podrías tener fiebre."

"No quiero ser una molestia", respondí, mirándola. "Algunos Alfas viajaron desde lejos para estar aquí."

"Tu salud es lo único que me preocupa en este momento."

Sabía que no podía discutir con ella; sin embargo, no estaba segura de si podría llegar a mi habitación por mi cuenta. Me sentía terriblemente mareada. Apenas pude levantarme, y casi me caigo de nuevo al intentarlo. Miré la copa de vino sobre la mesa; solo había tomado unos sorbos antes de comenzar a sentirme mal.

Estaba perfectamente bien antes; me preguntaba qué había cambiado de repente.

Mi madre me rodeó con un brazo para mantenerme estable mientras pasábamos entre la multitud de invitados, todos mirándome con la misma expresión preocupada que mi madre. Nos abrimos paso hacia las escaleras de la casa de la manada, y noté a Enzo al otro lado de la habitación, mirándome también, aunque otro Alfa parecía estar hablándole. No parecía estar prestando atención; sus ojos se oscurecieron al encontrarse con los míos. Logré apartar la mirada mientras mi madre me guiaba escaleras arriba.

Una vez en mi habitación, mi madre me acostó en la cama y acomodó mi almohada.

"Voy a llamar a un médico", insistió. "Estás ardiendo."

Debo haberme quedado dormida en algún momento porque cuando desperté, había un hombre parado sobre mí. Lo reconocí como nuestro médico de la manada. Un paño frío descansaba sobre mi frente, aliviando mis rasgos febriles.

Sentí un pequeño pinchazo en el brazo al moverme y noté que tenía un suero conectado, goteando líquido en mi cuerpo.

"Oh, qué bien que estás despierta", dijo el médico. "Has estado dormida toda la noche".

"¿Toda la noche?" Jadeé. "Pero la fiesta..."

"Me temo que la fiesta ha terminado. Pero no te preocupes, tu familia se encargó de todo".

Sentí una ola de decepción; no podía creer que me perdí el resto de mi cumpleaños número 18. Y aún no había manifestado a mi lobo.

"¿Qué me pasó?" pregunté, mirando al médico.

"Te envenenaron con wolfbane", respondió el médico, y mi corazón cayó en el pozo de mi estómago.

¿Envenenada? ¿Quién podría hacer algo así?

"No entiendo...", dije roncamente. "¿Fui envenenada?"

"Me temo que sí", dijo, observándome cuidadosamente. "¿Había alguien inusual en tu fiesta? ¿Alguien que no conocías?"

Negué con la cabeza, intentando recordar los eventos de la noche anterior.

"No, conocía a todos allí. Eran todos mis amigos y familiares...", respondí.

Antes de que el médico pudiera hacer más preguntas, hubo un golpe en mi puerta. Brianna asomó la cabeza. No esperaba verla aquí esta mañana y me sentí aliviada de que estuviera.

El médico nos dejó solas para ponernos al día.

"¿Realmente te envenenaron?" preguntó, metiéndose en la cama a mi lado.

"Supongo que sí", le respondí. "Solo recuerdo tomar unos sorbos de vino y luego sentirme mal. No recuerdo mucho después de eso".

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