Mi vida de venganza: de gorda a sexy romance Capítulo 438

Sara estaba llena de alegría: "Entonces tendré que invitar a más gente y presenciar juntos la broma de Jocelyn".

Gloria resopló: "Claro, antes estaba en la luz, ahora se sentirá miserable. ¡Quiero que todo el mundo sepa que está acabada! Jajaja".

Al final de la frase, la sonrisa de Gloria era casi maníaca.

Y la sonrisa en la comisura de la boca de Sara era igual de imparable.

Gloria: "Hay veces que la balanza de la victoria también se inclina hacia mí".

Sara, "Sí, nadie puede ser ganador todo el tiempo, Gloria, a partir de ahora, podemos intimidar impunemente a Jocelyn sin exponernos".

Gloria apretó los dientes, "Jajaja, tarde o temprano voy a arrebatar todo lo que tiene Jocelyn ahora, y dejarla morir en mis manos".

Con esas palabras, luego apretó los puños con fiereza y añadió: "Mamá, debes invitar a todas las personas dignas que conozcas. Y yo también haré lo mismo".

En ese momento, se había esbozado un hermoso plano en su mente.

Incluso, pudo ver claramente la imagen de Jocelyn siendo humillada en la fiesta.

Después, volvió a coger el teléfono móvil de Sara y marcó el número de Jocelyn, entregándoselo de nuevo a Sara.

Sara miró la pantalla del teléfono y dijo.

"Jocelyn, mañana voy a celebrar mi fiesta anual en casa, como siempre, invitando a mis buenos amigos y a los de tu padre. Tú solías ir todos los años, ¿por qué no vienes también este año?".

"Por cierto, trae a Noah para que conozca a algunas personas". añadió Sara.

"Claro".

Al otro lado del teléfono, en el Maserati rojo, Jocelyn sostenía su teléfono en una mano, arreglándose el pelo en el espejo interior del coche mientras respondía con calma.

A medida que las palabras caían, las comisuras de su boca se curvaban.

"Sara, invitaré a algunos de mis amigos cuando llegue el momento, ¿está bien?" preguntó Jocelyn.

En cuanto Sara lo oyó, se extasió al instante: "Por supuesto".

Cuanta más gente invitara Jocelyn, ¡mejor!

De todos modos, no era que fueran ellos los que se avergonzarían cuando llegara el momento.

"Es un trato entonces".

"Bueno, la hora no ha cambiado, siguen siendo las once".

"De acuerdo".

Entonces colgó el teléfono, y con un golpe de timón, dio la vuelta al coche.

Con una patada al acelerador, su coche, como una flecha fuera de la cuerda, salió volando.

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La fiesta anual de la familia Murphy se celebró como estaba previsto.

Las preciosas flores, los globos, las exquisitas mesas de pastelería, las torres de champán de alta gama, decoraron el gran patio con su alegría.

Los parientes y amigos de la familia Murphy se reunieron.

Todas estas personas fueron invitadas por Sara por su cuenta.

La mayoría de ellos eran personas prominentes de toda la ciudad de Flento, e incluso del País Z.

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