"No, no es divertido para mí ir solo. Lo acabo de comprobar. Todavía tenemos cuatro o cinco tiendas que no hemos visitado, así que vamos", dijo Quincy con una sonrisa triunfante tirando de la comisura de sus labios.
Saydie levantó la cabeza y dijo: "No voy a ir".
“Ustedes, las mujeres, no se sentirán cansadas incluso si van de compras durante horas con tacones altos. ¿Cómo es que no pueden hacerlo? Es más, tampoco llevas tacones altos.
Nunca había usado tacones altos porque restringían sus movimientos.
Saydie lo miró y dijo: "Dije que no voy a ir".
Quincy se sentó a su lado y dijo: “Hay una heladería en este centro comercial que es particularmente buena”.
“No voy a comer ese tipo de cosas”.
En ese momento, una madre con una niña pequeña pasó junto a ellos.
La niña sostenía un helado en la mano y Quincy ahogó una risa cuando la vio mirando el helado en la mano de la niña.
Se puso de pie y giró la cabeza para mirarla.
"Voy a comprar un poco de helado. ¿Vienes o no?"
Después de que Quincy hizo cola durante unos minutos, compró un helado de chocolate Matcha, que era el sabor característico de la tienda. Se acercó a Saydie y le entregó el helado.
Saydie tomó el helado y le dio un mordisco.
El helado estaba tan frío que le hizo rechinar los dientes y se estremeció.
Honestamente, Saydie no se veía diferente de una chica cuando no lo estaba criticando o cuando no estaba en una pelea.
Todas las chicas eran golosas y les gustaban las cosas bonitas o esponjosas.
Saydie puede parecer frío y difícil de tratar en la superficie, pero Quincy descubrió que había una niña pura e inocente viviendo dentro de Saydie después de pasar un tiempo con ella.
Quincy negó con la cabeza. No sabía si debía enfadarse o reírse de ella.
“Antes de ir a otro lugar, ¿puedes decírmelo primero? ¿Sabes lo cansado que estoy porque tuve que recorrer todo el centro comercial para buscarte con tantas cosas en mis manos?
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