Mis Tres Tesoros Más Preciados romance Capítulo 79

Resumo de Capítulo 79: Mis Tres Tesoros Más Preciados

Resumo de Capítulo 79 – Mis Tres Tesoros Más Preciados por Internet

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“¡Un momento! ¿Cómo supiste que…?” tartamudeó Eliza. Después de todo, su plan para exponer la relación entre Madeleine y Raúl solo lo conocía Graciana, así que no podía entender cómo se enteró Beau.

“¡Soy muy bueno para deducir! De la nada, quisiste el papel de protagonista de Purple City, y de repente, tomaste la iniciativa de asistir a la ceremonia esta noche” contestó Beau mientras cruzaba las piernas y se apoyaba en la silla con elegancia al igual que Julian.

En vista de que solo bastaron dos acciones para que este hombre descubriera su plan, Eliza quedó estupefacta, pero al mismo tiempo, no pudo evitar emocionarse. Enseguida, respondió con sinceridad: “Gracias”

“No es necesario que me lo agradezcas” respondió Beau. Posteriormente, extendió su brazo y simuló abrazarla.

Tras ver a Beau en el mismo sitio donde se había sentado Julian, Owen, quien estaba organizando a la gente para buscar al espía, realmente se sorprendió.

Luego de ver el video en pantalla grande, Jay sintió que le cayó un balde de agua fría y quedó pasmado por completo. Un minuto después, reaccionó y corrió como un loco mientras gritaba: “¡Alto ahí! ¡Pausa el video!” De inmediato, estiró los brazos intentando cubrir la imagen de Madeleine desnuda, pero dado que la pantalla era demasiado grande, todos sus esfuerzos fueron en vano. No obstante, continuó gritando con fuerza: “¡No crean en esto! ¡Es completamente falso! Madeleine y yo somos pareja desde hace cinco años. Me enamoré tanto de ella que incluso engañé a Eliza, una mujer que realmente me amaba. ¡Imposible que Madeleine me haya traicionado! ¡Las fotos, el video, el sonido, todo es falso!”

En este momento, los reporteros lo enfocaron con sus cámaras y preguntaron: “Sr. Jay, ¿puede aclararnos lo que acaba de decir sobre su relación con Eliza?”

Al darse cuenta de que había hablado de más, Jay miró al reportero con rostro pálido y contestó: “¡No tengo nada que ver con ella!”

Al instante, el video terminó y la pantalla se volvió negra.

Frente a esto, Jay respiró aliviado. Después de todo, ¡al fin la tortura se terminó! No obstante, dos segundos después, un nuevo video se reprodujo y, para su sorpresa, Madeleine seguía apareciendo, pero esta vez, con el exdirector de ella.

En vista de que toda su buena reputación se vino abajo en un abrir y cerrar de ojos por culpa de los malhechores que la grabaron en secreto, Madeleine se sintió tan debilitada que se cayó al suelo.

“¡Madeleine!”, “¡Srta. Robinson!”, gritaron algunos reporteros, deseando con ansias que el espectáculo siguiera dando de qué hablar.

Mientras tanto, un grupo de personas rodeó a Madeleine y otro grupo a Jay.

En este momento, toda la elegancia de estas dos estrellas de la industria se perdió por completo. Pues, mientras que Madeleine estaba tirada en el suelo con el cabello desordenado y la cola de su vestido estaba siendo pisoteada por los reporteros, Jay tenía el rostro completamente rojo por tanta furia; de hecho, aunque en un principio quiso hacer creer a todos que Raúl obligó a Madeleine a tener intimidad, el segundo video le quitó toda la posibilidad de hacerlo. Para variar, no tenía idea de cuántos videos más había.

Aunque sabía que Eliza lo dio todo por él, luego de enterarse de que ella no era tan santa como aparentaba, Jay se sintió atraído por una mujer con una reputación intachable, Madeleine. Por este motivo, en los últimos cinco años, se había mantenido frío y distante de Eliza con la finalidad de generarle confianza a su nueva novia. No obstante, ahora que estaba siendo testigo de todas sus traiciones, se sintió como el hombre más tonto del planeta. Después de todo, despreció a una mujer buena como Eliza para irse con la peor de las p*rras.

Pensando en esto, el hombre echó de menos la presencia de los reporteros y se paró frente a Madeleine.

“Jay” dijo ella mientras derramaba algunas lágrimas que arruinaban su maquillaje por completo. Luego, continuó: “Jay, estoy realmente sorprendida por…”

“¡Zas!”, Jay la abofeteó sin piedad, provocando que la mujer se golpeara y rodara en el suelo dos veces. Enseguida, reprochó: “¡Desvergonzada! ¡Traicionera! ¿Cómo pudiste tener la desfachatez de desprestigiar a Eliza y fingir ser una mujer intachable? ¿A esto lo llamas ser santa? ¡Maldita infeliz!”

“Jay, déjame explicarte” suplicó Madeleine desde el suelo. De hecho, debido a la bofetada que recibió, se le cayó un diente y no dejaba de botar sangre por la boca.

En este momento, Eliza abrió su mente y descubrió que el motivo por el cual Jay la calificó como una “cualquiera” fue porque quería despertar la curiosidad de todos y desprestigiar su imagen a como dé lugar. Al pensar en esto, su rostro se empalideció.

Enseguida, Beau la tomó de la mano y caminó en dirección hacia el segundo piso.

No obstante, dado que los reporteros corrieron detrás de ellos, los guardias de seguridad bloquearon el paso en la entrada de la escalera.

“Srta. Lawson, ¿es cierto lo que acaba de decir el Sr. Jay?”

“¿Qué relación tuvo con el Sr. Jay?”

“El Sr. Jay dijo que usted era una cualquiera, pero que Madeleine era peor. ¿Qué tiene que decir al respecto?”

Frente a tantas interrogantes, Beau se detuvo, miró al gerente general y ordenó: “Desaparécelos de mi vista”.

De inmediato, el gerente envió gente para sacar afuera a los reporteros. Posteriormente, siguió a Beau y dijo: “Sr. Valentine, mi gente no pudo encontrar a la Srta. Eliza”.

Tras escuchar esto, Eliza se puso en sobresaltos. Al instante, se dio la vuelta y descubrió que este era el mismo hombre que buscaba a alguien en el estacionamiento. Enseguida, arrugó el entrecejo y pensó: “¿Es decir que soy yo la suplente no tan hermosa con aspecto ordinario?”

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