—Ya ves… esa noche dejo consecuencias. Y por eso, Yo seré la verdadera esposa de Jean Dubois y la madre de su bebé. Soy la única quien puede ocupar ese puesto, no tú. Una stripper que se cree señora… bueno… se ríe con burla. –Ni tan señora.
—Mira mosca muerta, si ya has terminado lárgate de aquí. Antes de que barra el suelo contigo.
-—Tú no me tocaras ni un pelo marginal.
—No sabes de dónde vengo mujercita, es mejor que te vayas por dónde has venido arpía. Le dice maya enojada.
—¿Quién me va a sacar? ¿Tu? No puedes ponerme un dedo encima.
—Como que no…
La morena se lanza sobre la rubia arrasándola hasta el ascensor… mientras que esta le gritaba que la soltara. Cuando dejo el cuerpo de Adelaine en el aparato maya la mira de mala gana.
—No regreses serpiente venenosa.
La chica vuelve con su amiga quien estaba en shock y más pálida que nunca en su vida… sus ojos comenzaban a ponerse rojos. Y las lágrimas afloraban bajo el borde de su mirada.
—Zoe, nena. Le dice con calma.
Y es allí cuando la castaña se derrumba a llorar sobre los brazos de su amiga. Maya la sostiene con fuerza porque la chica había perdido el control de sus piernas. Así que ambas quedaron en la entrada de la casa sentadas en el suelo.
—Cálmate amiga, seguro todo es mentira de esa mujer.
—No es mentira. Le dice segura.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque ella me dijo que se habían acostado hace unas semanas.
—Pero puede ser mentira.
—No lo es. El padre de Jean me corroboro que ellos salieron, además Jean es un playboy. ¿Crees que no se va a tirar a esa mujer? Y ahora espera un bebé de él.
—Zoe, pero…
—¡Se acabó! No pienso dejar a un niño sin padre.
—Pero y si él no quiere estar con esa mujer, quiere estar contigo.
—Pero ella espera a su bebé.
—¿Y que con eso?
Zoé vuelve su expresión seria, limpia sus lágrimas para luego ponerse en pie con ayuda de su amiga. Entra en la residencia yéndose directo hasta su habitación, siendo seguida por su amiga. La castaña saca su antigua maleta con su vieja ropa.
—Zoe ¿Qué rayos estás haciendo?
—¡Me largo!
—Espera un momento, te acabas de casar hace tres días y ya piensas irte. Al menos espera que Jean regrese y te explique.
—No. Que me va a decir mentiras, él no me ama y si la otra está embarazada seguramente afrontara ese error. Yo no figuro en su vida, así que lo mejor es que la haga la vida más fácil yéndome.
—Pero y su padre, la herencia y…
—Si se casa con esa mujer tendrá todo. Yo no le hago falta.
—¿A dónde vamos a ir?
—Me iré sola, tu estas con Adrien. No quiero arruinarte eso.
—De ninguna manera, me iré contigo.
—Maya.
Al final, Zoé recogió sus cosas… solo las que eran de ella. Dejando toda la ropa que Jean le había comprado. Su amiga la termino con convencer de quedarse donde Adrien, prometiéndole que hablaría con el rubio para que guardara el secreto de donde estaba.
En cuanto las chicas llegaron al apartamento del joven, Zoé se tumbó en la cama y lo único que hizo fue llorar… odiándose a sí misma porque le molestaba el hecho de que le doliera lo que estaba pasando. Y aunque lo negara una y otra vez, le gustaba mucho Jean. Si le gustaba.
Los hermanos regresaron al edificio donde ambos vivían, pero Adrien en vez de ir hasta su casa subió hasta la de su hermano. Ya que sabía que maya se encontraba allí. Pero estos al entrar todo estaba en silencio y oscuro.
—¿Zoe? Llama Jean. Enciende las luces pero la joven no aparecía por ningún lado.
—¿Maya? Pero nada.
—Que extraño, estarán en tu casa. Dice jean.
—Vamos.
Estos llagaron al apartamento, encontrándose con maya metida en la cocina… pero estaba sola.
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