Todos estaban aturdidos, y Rosaría estaba aún más sorprendida.
¡Ella no lo hizo a propósito! ¡De veras no quería hacer así!
Ella quería tirar de Mateo, pero Eduardo se rio en voz alta.
-Mateo, ¡eres tan vergonzoso! -
Las palabras de Eduardo hicieron que la expresión de Mateo fuera aún más hosca.
-¿Te gusta verme así? -
Preguntó Mateo con enojo. Eduardo se escondió rápidamente detrás de Rosaría e hizo una mueca a Mateo, diciendo -¿Por qué maltrataste a mi mamá? ¡Te lo mereces! Deberías ser pateado al suelo para no olvidarte de este castigo -
-Eduardo, ¿cómo te atreves a hablarme así? -
Mateo se puso de pie enojado.
Mariano se dio la vuelta apresuradamente para comprar zapatos para Rosaría.
¡Él no vio nada!
¡Realmente no vio nada!
Javier los miró con una sonrisa y de repente se sintió un poco envidioso.
Rosaría siempre había sido muy educada frente a él, incluso con un poco de distanciamiento. Pero cuando estaba frente a Mateo, actuaba como una niña. ¿Ella estaba coqueteando?
La sonrisa de Javier irritó fuertemente a Mateo.
Nunca había estado tan avergonzado.
-Señor Javier, ¿te gusta verme así? -
Mateo sonrió ligeramente, pero sus miradas eran frías.
A Javier no le importó y él dijo con una sonrisa -Es bastante interesante -
-Ya que lo has visto, entonces lárgate -
Mateo se sintió muy enojado.
Él nunca podría alejarse de Rosaría.
Rosaría no se atrevió a hablar. Ella no quería avergonzara a Mateo delante de todos.
Javier vio que Mateo estaba enojado, y también notó que Rosaría y Mateo parecían querer hablar algo. Aunque no quería hacer espacio para ellos, no podía soportar ver a Rosaría triste.
-Mocoso, ven, vamos afuera a divertirnos un rato. He oído que estás muy interesado en los drones. ¿Qué tal? ¿Hablamos un poco sobre eso? -
Javier sabía el gusto de Eduardo.
-¿Sabes drones? -
-No sólo drones. Incluso he volado un avión verdadero. He sido un soldado retirado del ejército. ¿Ves? Mis piernas fueron perdidas en la batalla. ¿Quieres venir conmigo? -
-¡Vamos! -
Eduardo salió apresuradamente de detrás de Rosaría. Sin embargo, después de dar dos pasos, parecía haber recordado algo. Se dio la vuelta y le dijo a Mateo -¡Si te atreves a maltratar a mi mamá, definitivamente no te perdonaré! -
-¡Lárgate! -
Mateo sintió que este mocoso definitivamente no era su hijo.
Eduardo lo hizo una mueca y luego le dijo a Rosaría -Mamá, si él te maltrate, podrás elegir a Javier. Aunque él no tiene piernas, es un poco inconveniente, por lo menos un hombre así no te maltrata, ¿verdad? -
-¡Eduardo! -
Mateo de veras quería echar a este mocoso afuera.
Sin embargo, Eduardo no le tenía miedo y dijo fríamente -¿Por qué gritas? ¿Tu voz es más alta? Ten cuidado, estamos en el hospital, y Adriano todavía está en la sala de operaciones. Si tienes algo que decir a mi madre, date prisa a hablarlo. Si ella te perdone antes de que Adriano salga, entonces te perdonaré. De lo contrario, me iré junto con mi madre, no nos quedaremos en tu casa para escuchar tus gritos -
Mateo se sorprendió.
-¿Irte? ¿Adónde quieres irte? ¡Tu casa está aquí! ¡Sé obediente! ¡Piérdete! -
Mateo estaba extremadamente molesto.
Eduardo se dio la vuelta y salió con Javier.
Cuando solo Mateo y Rosaría quedaron en el pasillo, Rosaría de repente se sintió nerviosa.
Ella no sabía cómo enfrentar a Mateo, ni sabía si Mateo había cambiado su carácter extraño o no.
Si fuera en el pasado, habría hecho todo lo posible para que Mateo la perdonara, pero esta vez ella volvía con su propio objetivo. Así que ahora ella no podía hacer tal cosa.
Mateo también estaba mirando a Rosaría.
Toda la tristeza y el dolor parecían no poder comparar con la mirada en los ojos rojos de Rosaría.
Sintió que ya se convirtió en su esclavo de amor.
Mateo se sentó al lado de Rosaría y sintió su aliento familiar instantáneamente.
Rosaría quería moverse a un lado, pero descubrió que el dobladillo de su ropa estaba bajo el trasero de Mateo, por lo que no podía moverse en absoluto.
Mateo miró su expresión incómoda y dijo fríamente -Víctor ya se marchó, y ahora viene un Javier. ¿Qué te parece? ¿Crees que Javier es mejor que yo? -
-¡Mateo! -
En este momento, toda la incomodidad desapareció, y ella sintió mucho agravio e ira repentinamente.
-¿Por qué me dices eso? ¡Me indicaste alejarme de ti! Tú mismo te trasladaste a un otro hospital y eliminaste mi número de teléfono para no verme. Ahora la familia Nieto tiene problemas, tengo que ayudarte a solucionarlos. Javier solo viene para ayudarme. ¿De qué tonterías estás hablando? -
-¿Te precipites tanto para protegerlo? Todos son mejores que yo en tu corazón, ¿verdad? -
Mateo había pensado en hablar con Rosaría amablemente.
Durante estos días, él había sufrido muchísimo, pero ahora al oír a Rosaría hablar por Javier, los celos en su corazón aumentaron locamente.
Rosaría miró la cara enojada de Mateo y de repente se rio.
-Sí, todos son mejores que tú. Víctor al menos me ha hecho feliz, ¿verdad? Javier me ha ayudado a solucionar los problemas, ¿no? Cuando te necesité, te escondiste como una tortuga y dijiste que estabas curándote de tus heridas. Ya que necesitas curarte, ¿por qué sales ahora? ¿Tus heridas ya están curadas? -
Estas palabras de Rosaría eran como un cuchillo. No era agudo, pero fue suficiente para apuñalar el punto fatal de Mateo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!