Al principio, Rosaría no quiso hablar nada, pero la conversación con Mateo le recordó algo importante.
Viendo que estaba dormida Abril, le dijo en voz bajita -Vamos afuera -
No estando de acuerdo con ella, Mateo se quedó inmóvil.
"Si no fuera por Abril, Rosaría no llegaría a tal situación en que se caería en cualquier momento con un mal estado de salud. Y la desgraciada está ahora descansando tranquila, mientras Rosaría tiene que salir afuera para no despertarla. ¡Injusto!" Pensándolo, con mucha furia, Mateo estaba dispuesto a echarla afuera.
Viéndolo inmóvil, Rosaría se dio cuenta de su intención, y lo detuvo diciendo -No hace falta que te enfades con una niña -
-Sólo tú la tratas como una niña -
Al final Mateo tuvo que obedecer trasladándola envuelta de la manta encima para afuera.
Apenas salieron, se despertó Abril, quien quería hablar algo cuando los vio alejándose, pero se calló, y volvió a dormirse.
Mateo se dio cuenta de lo que hizo recién Abril, pero la ignoraba, pensando, "Sólo Rosaría está ciega preocupándose por Abril."
Suspiró y le dijo -Tonta, sabes que tu bondad te ciega los ojos. ¿Cómo podrás seguir viviendo si no estoy a tu lado cuidándote? -
Escuchando sus burlas, Rosaría protestó -No soy tan tonta -
-Y lo peor de ti aún no lo he dicho -
-¿Entonces por qué me sigues amando si soy tan gilipolla? -
Rosaría estaba ahora muy deprimida.
La contestó con orgullo -¡Qué remedio tengo yo enamorándome de ti! Quizás soy demasiado potente para todo, y me quedará mejor una mujer como tú, vulnerable y con menos capacidades, así ¿no te parece que nos complementamos? -
-Te voy a matar, Mateo -
Rosaría se sintió muy indignada de sus palabras.
Luego extendió la mano para hacerle cosquillas.
Sonrió Mateo amenazando -Si sigues así, soltaré las manos, y te caerás definitivamente al suelo -
Hasta entonces se dio cuenta de lo peligrosa que era su situación.
Resopló y le dijo -Por ahora te dejo en paz -
-Entonces debería estarte agradecido -
Luego Mateo la dejó suavemente encima de una piedra.
Le complacía verlo así, tierno y tranquilo. "Si se lo permite, me gustaría pasar unos días de luna de miel con él aquí mismo." Pensó Rosaría.
En este momento, el sol se había levantado del horizonte, cuyo calor se transmitió por todas partes. La oscuridad y lo malo se habían desaparecido por la brillante luz. Bajo su seno, Rosaría ya se olvidó de los sufrimientos y las adversidades.
Abrazándola, feliz y contento, le dijo -Quisiera vivir aquí contigo para el resto de mi vida, sin que nadie nos molestara ni separara. Contigo me basta -
Escuchando sus palabras, Rosaría sintió de repente mucho dolor en el corazón.
-Nadie podrá separarnos, nunca -
-Pero con el caos que se predomina en nuestra vida, nunca sabemos qué pasará -
Le respondió Rosaría con un sollozo en la voz.
La abrazó fuerte y dijo suavemente -Me siento muy culpable por los sufrimientos que habías pasado. Si te hubiera casado con un hombre normal, nunca hubiera sufrido tanto. Te levantarás temprano y trabajarás arduo para mantener la vida, lo cual será mucho mejor que ahora, conmigo -
-¿Te has arrepentido por haberte casado conmigo? -
Lo miró con una sonrisa feliz, lo cual le hizo a Mateo aún más culpable.
Sacudió la cabeza y susurró -Estarás libre sin mi casamiento. Pero una vez casada conmigo, nunca te dejaré escapar de lo peligro que estaremos, ni del infierno que pasaremos -
-Eres tirano, bárbaro, y particularmente irracional -
Sonrió felizmente.
La besó de repente y dijo -¿Acaso no sea por mi modo de ser por lo que te enamoras de mí? -
-¡Sin vergüenza! -
Rosaría estaba ahora de buen humor a pesar de no poder respirar por los besos.
En realidad, no disfrutaba mucho tiempo como ahora con él.
Bajo su seno, sintiendo el latido acelerado de su corazón, le preguntó -¿Cómo conociste a Isaac? -
Escuchando su nombre, Mateo se detuvo por un rato, luego la explicó -Estábamos alistado en el ejército en el mismo año, y habíamos luchado varias veces juntos en la batalla. Aunque nos retiramos ya del ejército, seguimos siendo mejores amigos para siempre -
-¿Si te traiciona este mejor amigo? -
Sorprendido, inmóvil, de repente templó Mateo porque se dio cuenta de algo.
-¿Es él? -
Le pareció increíble.
Cualquiera de la base podría traicionarle, nunca se le ocurriría que fuera Isaac quien le hubiera traicionado.
Viéndolo sorprendido con un rostro lívido, Rosaría estaba aún peor.
-Fue él -susurró ella -Lo escuché yo misma -
Se lo contó todo lo que se había enterado.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!