Viendo que la mirada de Mateo la siguió a Rosaría hasta la cocina, Manuel le dijo en voz baja -¿Algo anda mal entres vosotros? -
-¿Qué? -
Mateo se recuperó de la distracción y dijo -No -
-No me puedes engañar, nadie conoce a Rosaría mejor que yo. Ella te ama tanto, y debería estar contigo todo el tiempo después de la aclaración sobre ese asunto, sin embargo, ahora ha vuelto con su hija. ¿Cómo puede que no ha pasado nada entre vosotros? Además, ¿me explicas lo que acaba de pasar a Laura? -
Al oír esas palabras, Mateo frunció el ceño.
-No sé qué ha pasado. También me sorprendió cuando Mariano me lo contó, así que he venido con preocupación. En cuanto a Rosaría, sí existe un pequeño problema entre nosotros, pero no te preocupes, podemos resolverlo -
-¿Se puede resolver? -
Tomando el té, Manuel dijo con una sonrisa -No lo creo. Siempre la has mimado sin poner límites, pero ahora ya no sabes cómo pedir su disculpa. Mira, no puedes ver nada más que ella, ¿y ella? ¿Te ha echado un vistazo? -
-Padre, ya lo veo -
Mateo se sintió un poco avergonzado al oír eso.
-Vale. Prueba el té, que se te está enfriando -
Manuel no dijo nada más. Sonrió y siguió tomando el té.
Mateo tenía una sensación complicada pero no sabía qué hacer además de tomar el té. No obstante, para él, el té de primera calidad solo sabía a agua.
-Ahora quiero descansar un rato. Aprovecha esta oportunidad para tener una buena charla con Rosaría. Pero si quiere quedarse aquí, no hay ningún problema -
Diciendo eso, se levantó y se fue al estudio.
Sentado solo en la sala de estar, Mateo realmente no sabía qué hacer.
Sentía que Rosaría lo ignoraba por completo, lo había abandonado e incluso ya no tenía ganas de hablar con él.
Nuria volvió la cabeza, vio la triste mirada de Mateo, le dijo a Rosaría -Vete y consuela a tu marido. No me estorbes aquí -
-¿Pero cómo? Madre, ¡te estoy ayudando! -
Fue la primera vez que su madre le decía eso.
-No hace falta. Por lo menos, Laurita no me estorba, ¿verdad? -
Ahora Laura era como una princesita para Nuria.
-¡Abuela, te quiero! -
Laura respondió rápidamente.
Viendo la función exagerada de las dos, Rosaría suspiró y cedió.
-Vale, vale. Me voy -
Suspiró otra vez, se dio la vuelta y salió.
Tan pronto como salió, su mirada cruzó con la de Mateo, y éste parecía tener algo que decirle.
Rosaría no quería hacerle caso, pero tenía que preguntar sobre el asunto de Laura.
Pensando en ello, se acercó a Mateo.
Al ver a Rosaría, Mateo se puso un poco nervioso.
-Rosaría -
Sintió que su voz temblaba.
Ella nunca había visto a Mateo así.
Antes él había sido orgulloso y fuerte, pero ahora la trataba con mucho cuidado.
Aun sintiendo un poco de pena para él, Rosaría no quería disculparlo de inmediato.
-¿Mariano te ha hablado de lo que pasó a Laura? -
-Sí, voy a investigar este asunto cuanto antes. No te preocupes, he traído conmigo los mejores guardaespaldas para proteger a Laura -
Mateo dijo apresuradamente.
Al ver que había arreglado todo, Rosaría se dio la vuelta y se fue.
-Rosaría, ¿podemos tener una charla? -
Mateo le agarró el brazo.
Sabía que Rosaría todavía estaba enojada y no quería escuchar su explicación, pero ya no podía aguantar más el silencio.
Creía que Rosaría discutiría con él y luego todo volvería a estar bien, sin embargo, ella permanecía en silencio, lo cual lo angustiaba.
Estaba tan ansioso que incluso sentía que cada segundo era como un año para él.
Rosaría miraba la gran mano que agarraba su brazo, y cuando se dio cuenta de que su madre y su hija estaban mirándolos, solo podía decirlo en voz baja.
-Suéltame -
Oyendo eso, Mateo vaciló por un momento y la soltó.
Rosaría se dio la vuelta y se sentó muy lejos de Mateo.
-Dime lo que quieras contarme -
En realidad, Rosaría no quería su explicación, porque lo que había pasado entre los dos ya era muy claro.
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