Naturalmente, Rosaría sabía que la señora Lorena la estaba ayudando. Sin embargo, ella no quería que Mateo se enterara de sus problemas de la salud, así que se precipitó a decir -Te acompaño, déjame ayudarte a llenar la bañera -
-Gracias -
Mateo respondió enseguida. No quería separarse de Rosaría.
Al ver a Rosaría así, a la señora Lorena se le encogió el corazón.
-Mandaré preparar la comida -
-No te preocupes, mamá. He comido en el avión, y quiero descansar después de bañarme -
Mateo estaba realmente cansado.
Llevaba años sin experimentar tanto cansancio. Estaba exhausto. Si no hubiera echado de menos a Rosaría, no habría podido regresar hoy.
Rosaría también vio a sus ojeras y empezó a sentirse triste.
-Lorena, todavía no tenemos hambre. Queríamos volver a descansar a nuestra habitación -
-Está bien -
La señora Lorena también entendía que, por lo más que tratara de persuadirlo, Mateo no la escucharía.
Rosaría llevó a Mateo a su habitación.
Al entrar, Mateo presionó a Rosaría contra la puerta y empezó a besarla. Era un beso caliente.
Sintiendo su entusiasmo y deseo, Rosaría no hizo ninguna señal de rechazo, sino que lo abrazó del cuello e incluso se puso de puntillas para corresponder su ritmo.
Los dos estaban calientes. Con sus respiraciones cálidas, parecía que la temperatura de toda la habitación echó a subir.
Mateo la abrazó firmemente y empezó a mover sus manos sobre su cuerpo.
Aunque Rosaría también estaba encendida, sabía que no podía dejarlo seguir.
Justo cuando Mateo estaba quitándole la ropa, Rosaría dijo jadeando -Mis reglas -
Mateo se quedó atónito.
-¿Todavía no te han terminado? -
Recordó que el período de Rosaría, debía de haber empezado desde hacía una semana, ¿no?
¿Cómo podía ser?
Rosaría no se atrevía a mirarlo a los ojos, así que dijo en voz baja -La doctora Sara dijo que debido al aborto, este mes mis reglas durarán un poco más que lo ordinario -
En realidad, Mateo no entendió la situación, pero dado que eran las palabras de Sara, y que Rosaría obviamente se veía muy pálida, se aguantó.
-Pero te he echado de menos, mucho -
Eso era cierto.
Era un hombre normal que acababa de sufrir ocho días de tortura inhumana para poder llegar al lado de su esposa. A decir verdad, la deseaba.
¿Cómo podía no sentirse deprimido por lo que pasaba si acababa de besarla, tocar su piel e incluso quitarle la ropa?
Rosaría se sintió culpable, así que siguió en voz baja -Bueno, te lleno la bañera -
Mientras hablaba, trató de liberarse de su esposo y correr hacia el baño, pero Mateo se lo detuvo llevándola directamente entre sus brazos.
-Mateo, ¡suéltame! -
Rosaría se puso nerviosa.
¿Acaso quería seguir?
Aunque ella también quería darle lo que deseaba, estaba demasiado débil para eso.
Rosaría estaba un poco ansiosa.
Sin embargo, Mateo la llevó directamente a la cama, la bajó y le quitó los zapatos diciendo dulcemente -Descansa bien. Sé que no estás bien. No tienes que llenarme la bañera. Acuéstate, voy a bañarme ahora -
Finalizadas las palabras, acarició su pelo. Su dulzura, de nuevo, le dio a Rosaría más ganas de llorar.
¿Y qué haría si seguía tan débil sin poder recuperarse?
Rosaría estaba un poco preocupada.
Mateo fue al baño, cerró la puerta y cambió de expresión.
Encendió la ducha y dejó caer al suelo el agua. Sacó su móvil y llamó a Mariano.
-¿Dónde estás? -
Obviamente, Mariano no estaba esperando una llamada de Mateo tan pronto.
Dijo en voz baja -Estoy en la Ciudad L -
-¿Cómo? ¿Por qué no te quedaste al lado de la señora Rosaría? -
Mateo sentía que él había perdido algo muy importante.
Durante los ocho días pasados, Mariano nunca lo había llamado, y eso era completamente anormal. Además, ahora que regresó a casa ya, pero Mariano se encontraba en la Ciudad L, y la persona que acompañó a Rosaría a llevarlo a casa fue Mario.
Cuánto más pensaba en eso, más sintió Mateo que algo andaba mal.
-¿Pasó algo cuando no estaba? -
Las palabras de Mateo aturdieron a Mariano.
-Señor, ¿no recibió mis llamadas ni los mensajes de códigos secretos que le mandé? -
Mateo frunció el ceño.
-¿Me llamaste? -
-Más que una vez-
Ahora, incluso Mariano se dio cuenta de que algo andaba mal.
-Señor, ¿le ha pasado algo más últimamente? ¿O fue que controlaron su móvil? Si no, ¿por qué no pude ponerme en contacto con usted? -
Mariano estaba realmente preocupado.
Mateo respondió en voz baja -Hablemos de eso más tarde. Ahora cuéntame sobre lo que ha pasado aquí cuando no estaba en casa, y ¿por qué te fuiste a la Ciudad L? -
Al escuchar su pregunta, Mariano le dijo todo a Mateo.
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