¡El que venía era Orson!
Rosaría conocía a Orson, quien no era muy conocido en la Ciudad H, pero sí por su relación cercana con Víctor. Para ser precisos, la familia de Orson formaba parte de la clase alta, pero no del todo. Sin la conexión de Orson y Víctor, mucha gente no habría respetado tanto a la familia de Orson.
Ahora que a Víctor le había pasado algo y Orson estaba aquí, ¿podría ser que Orson estaba aquí por Víctor?
Rosaría estaba a punto de salir a decirle algo a Orson, o incluso a hablarle de Víctor, cuando un pensamiento receloso pasó por su mente.
«¡Algo no cuadra!».
Nadie sabía nada de lo que le había pasado a Víctor, y seguramente el que la había llamado era para atraerla, pero no había razón para que llamara a Orson.
Rosaría recordó de repente que la voz de la persona que la había llamado para contarle lo sucedido a Víctor se parecía cada vez más a la de Orson cuanto más lo pensaba.
—Lo siento, me paso más tarde. Acabo de recordar que me he dejado algo en la habitación, así que voy a volver primero.
Rosaría sonrió débilmente antes de darse la vuelta sin más y dirigirse directamente al ascensor.
Sofía no se lo pensó mucho y dijo con una sonrisa:
—Sí, si me necesita, solo dígamelo. Ya sabe que soy de aquí y tengo más facilidad en manejar las cosas. Sé que la gente viene por la Ciudad Subterránea. Si no quiere que la gente sepa de su identidad, no se preocupe, no me meteré en su privacidad.
—Genial.
Rosaría se fue, pero las dudas surgieron en su mente.
«¿La Ciudad Subterránea? ¿Toda la gente que viene aquí es por la Ciudad Subterránea? Con tantos coches de lujo, parece que esa Ciudad Subterránea tiene mucho que ofrecer».
Con ese pensamiento se metió en el ascensor y se volvió a bajar después de subir un piso. Antes de irse, se dio cuenta de que había un baño al lado de los ascensores donde podía esconderse.
Después de que Rosaría bajara, Orson se encontró con Sofía.
Sofía fue muy respetuosa con Orson y le dijo con una sonrisa:
—Hola, señor Orson.
—¿Ha venido una mujer llamada Rosaría en los últimos días?
Las palabras de Orson hicieron que Rosaría se estremeciera ligeramente.
«¿Me está buscando? ¿Por qué?».
Sofía se sorprendió al escuchar el nombre de Rosaría.
—¿Cómo es que el señor Orson también busca a Rosaría? ¿Quién es esa Rosaría?
—No te corresponde entrometerte en lo que no te llama, sólo haz bien tu trabajo. Responde mi pregunta.
—No. He comprobado a todos los que vienen aquí, y nadie se llama Rosaría.
Sofía estaba un poco molesta, pero no se atrevió a seguri preguntando.
Orson miró a su alrededor y susurró:
—Si una tal Rosaría viene a alojarse, recuerda retenerla aquí a toda costa. Si es necesario, puedes hacerla inconsciente con droga. ¿Entendido?
—Entendido.
Sofía no preguntó más, aunque en sus ojos abatidos había un brillo imprevisible.
—Ah, sí, hubo un cuerpo flotante en el río hace tres días, supuestamente es una niña. ¿Tú la has arrojado?
Las palabras de Orson hicieron que el ceño de Rosaría se frunciera de nuevo.
No parecía que Orson estuviera aquí por Víctor, y, además, sabía lo de Leticia.
Las orejas de Rosaría se agudizaron al pensar en el odio que tenía Leticia hacia Sofía.
Sofía se quedó boquiabierta al oír a Orson preguntar por Leticia.
—Señor Orson, ¿esa niña no es solo una insignificante? ¿Por qué pregunta por ella?
—Esa niña se escapó de la Ciudad Subterránea. Has tenido las suficientes agallas para arrojar a una niña que se escapó de la Ciudad Subterránea, ¿no tienes miedo de llamar la atención de los forasteros? ¿O crees que tu familia ha tenido mucha paz todos estos años y quieres ponerle fin? Debes saber que el señor Joshua sabe todo lo que haces.
La voz de Orson se puso en seria.
Sofía se estremeció un poco, con un claro aspecto de extrañeza ante la mención del señor Joshua.
Rosaría vio todo esto a través de un hueco en la puerta y se quedó perpleja.
«¿Quién es el señor Joshua? ¿Por qué asusta tanto a Sofía? ¿Y cuál es la relación de Orson con el señor Joshua?».
Apenas consiguió sacar respuesta de esto y Sofía dijo, efusivamente:
—Señor Orson, no se lo diga al señor Joshua. Esa niña es una muda. Ya he mandado a que la maten.
—¿Que la maten? Pues he oído que la pescaron y una mujer se la llevó. Si esa mujer no hubiera sido tan tonta de ir al hospital de Hazel, me temo que ya te habrían llevado los hombres del señor Joshua.
Orson dirigió una mirada severa a Sofía.
Rosaría, sin embargo, frunció el ceño.
«¿Hazel?¿El apodo de la médica? Y por lo que dice Orson, ese hospital tampoco es un buen lugar».
A Rosaría le pareció que esa ciudad era un lugar sospechoso y extraño en todos los sentidos.
Sofía se sintió aliviada al oír a Orson decir eso y dijo:
—Bien que se fue al hospital de Hazel. Nadie que ha ido allí ha salido vivo.
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