No más palabras romance Capítulo 123

Ha sido una ráfaga de disparos, uno tras otro; mi cuerpo se siente vulnerable y agotado. Ha sido demasiado para mí. No sé por cuánto tiempo más podré ser fuerte para mantener el control de todo esto.

No es una amenaza, realmente el programa fue cancelado. Los Notiers están enloqueciendo con lo que ahora dicen es solo "un rumor", pero es la realidad. Ya no habrá más Notitardes24. Llegó a su fin y duele.

Dejo el celular en el sofá y camino hacia el jardín porque necesito abrazar a papá. Llego hasta él y alza la vista, pero me agacho y lo abrazo. Me devuelve el abrazo. En un principio, cuando tuve la duda responsabilidad de darle la noticia tuve miedo de que me culpara de no haber hecho lo suficiente por Elise, pero no lo hizo.

—Elisabeth...

—Solo necesitaba tu abrazo, papi.

—No es tu culpa—dice como si leyera mis pensamientos—. He escuchado lo que hablaste con tu hermano. No es tu culpa.

—Pero...

—Sé que al igual que yo lo has pensado. Que podías haber hecho más, yo me siento de la misma manera, pero soy viejo y sé algo...—su voz se quiebra y cuando lo veo a los ojos lágrimas se le escapan.

— ¿Qué?

—Que ella tomó su decisión, si no era en ese momento, pudo ser después. Minutos, horas, días, pero pudo haberlo hecho luego. Sé que lo has pensando—limpio sus lágrimas—. Soy su papá, Elisabeth y tampoco pude ver y entender todas sus señales. Sé cómo se siente la culpa y no quiero verla en ti. No es tu culpa.

»Ahora, quizá, no puedes creerlo, pero veremos a ese especialista que le dijiste a tu hermano. Vas a creerlo, no quiero que te pierdas. Quiero ser un mejor padre, eres una hija excelente y también fuiste una gran hermana.

—Pude hacer más.

—Pero ella no te dio la oportunidad. Hiciste todo lo que pudiste.

Me cuesta verlo de esa forma, pero quizá en algún momento, cuando todo sané, lo creeré. Veo tanta tristeza en sus ojos, es incluso una mirada más triste de cuando perdimos a mamá, sin embargo él está intentado no perderse por nosotros, pero yo sé que sufre. Lo escucho llorar, lo veo privarse mientras solloza y también veo la culpa en él. Es un largo recorrido el que deberá recorrer y yo estaré a su lado sosteniéndolo.

Permanecemos así por minutos, hasta que mis rodillas protestan y me incorporo. Él vuelve a entrar conmigo a la casa, pero Estorbo prefiere quedarse en el jardín. Dirige su silla de ruedas por el camino que lo lleva hasta su habitación, pero se detiene llamándome.

— ¿Si?

—No te quedes atrapada aquí, eres una mujer activa y esto te marchita. Consigue que Amber venga y haz algo con tu vida, no crié a una planta.

—Pero...

—Pero nada. Te quiero fuera de la casa mañana haciendo algo por tu vida, y por favor, haz que Amber venga, extraño burlarme de sus lloriqueos infantiles y amor imposible.

—Está bien.

Sé que está intentando inyectarle humor a su petición para que yo me anime, aprecio que lo haga, pero noté el temblor en su voz y sé que estará acostado en su habitación triste. Suspiro y estoy por dejarme caer en el sofá cuando el timbre de casa suena.

Camino hasta la puerta, notando que cualquier otro perro estaría corriendo hasta ella, pero Estorbo es demasiado perezoso para eso. Abro la puerta y mi respiración se detiene cuando veo a la persona frente a mí.

—Hay mucho que decir, todo está mal. Estamos hecho un lío y en medio de un problema que aún no se soluciona, pero al menos quiero y puedo darte esto.

No me deja reaccionar, da unos cortos pasos y envuelve su brazo ya sano a mí alrededor procurando no maltratar su mano aún comprometida. Respiro hondo y cierro mis ojos. Paul.

»Lo siento mucho, Elisabeth, yo no lo sabía...Lamento no haber venido antes, espero no sea tarde, pero creí que debía darte este abrazo, yo necesitaba hacerlo.

—Paul—mi voz se quiebra y entonces envuelvo mis brazos a su alrededor con fuerzas mientras me dejo ir.

Comienzo a llorar con fuertes sollozos, llorando a la luz del día porque no necesito ocultarme en la noche cuando finalmente alguien me está sosteniendo mientras me derrumbo. No estamos bien, no estamos juntos,

pero eso no es lo principal cuando me sostiene y me da una tregua para simplemente llorar en sus brazos. Por ahora, eso es todo lo que necesito de él. Todo lo que pido. Que esté aquí, sosteniéndome.

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He presenciado a Elisabeth llorar del tipo de derramar lágrimas y sollozos leves, pero esto es diferente. Su cuerpo se sacude ante sus fuertes sollozos mientras la tela de mi camisa se tensa en sus manos echa puños a la vez que llora con fuerzas.

La abrazo mientras mis ojos se humedecen. Cuando amas sientes la felicidad y tristeza con esa persona. El que Elisabeth sufra me hace daño, me hace sentir impotente y con ganas de solucionar lo que le causa dolor, pero no puedo.

Porque no puedo cambiar la decisión que Elise tomó. La misma que yo tomé dos veces en el pasado.

—Lo siento mucho, Elisabeth.

—No llegué a tiempo, yo solo me distraje y ella... ¡Dios! No hice lo suficiente ni fui rápida para ayudarla.

Me destroza escucharla de ese modo, me destroza estar de este lado de la historia y presenciar Elisabeth pasa por esto, por lo que yo pretendía hacer pasar a mi familia.

—No digas eso, hiciste todo lo que pudiste por ella. Estuviste ahí, fue su decisión.

—No lo entiendes.

—Tienes razón, no puedo entenderlo porque no estuve de ese lado, estuve del lado contrario, pero créeme cuando te digo que fue su decisión y no tu culpa.

—Dios...Lo siento, no quise decirlo de ese modo.

—Sh, está bien. Está bien, Elisabeth.

Cap. 123: Por favor primero dame un abrazo. 1

Cap. 123: Por favor primero dame un abrazo. 2

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