No más palabras romance Capítulo 127

Me encuentro sentada en el porche de la casa de papá con Estorbo echado a mis pies mientras voy por la mitad de un envase de pudín de chocolate. Mi entrenador estaría horrorizado, incluso yo lo estaría, pero he decidido que muchas cosas pueden irse a la mierda.

Esta semana ha sido buena con el ver terapeuta, no puedo decir que mágicamente ha cambiado el cómo nos sentimos ante el suicidio de Elise, pero honestamente hace bien saber que alguien objetivo me escucha sin solo querer decirme lo que quiero escuchar por miedo a herirme. Amo a mis amigos y familia, pero sé que ellos nunca podrían ser objetivos conmigo sobre Elise.

Sumerjo de nuevo la cucharilla en el pudín y saboreo cada caloría en ello mientras suspiro. Hoy creo que me siento un poco mejor, hoy ha sido un día en el que he podido pensar en algo más que el hecho de que mi hermana se quitó la vida, en el cierre de Notitardes24 y mi exnovio.

Mi celular suena y lo saco de la cinturilla de mi pantalón holgado. Casi sonrío viendo que se trata de Cristian.

—Mi ex—vibrador humano.

—Mi entrañable muñeca ¿Cómo estás, corazón?

—Hoy ha sido un día bueno...No he llorado y estoy teniendo pensamientos razonables.

—Eso es bueno. Así que estoy aquí en Mérida ya de forma permanente.

— ¿No lo estabas antes mientras enloquecías por alguna mujer?

—No cualquier mujer. Pero ya es un poco más oficial porque estoy negociando una importante película.

—Eso es genial, Cristian. Felicidades, los estúpidos que te mataron en la serie se van a arrepentir.

—En fin, así que me preguntaba si podrías y quieres cenar hoy conmigo, me gustaría verte, siento que no he estado lo suficiente junto a ti y te extraño. Además de ser buena dando orgasmos, también eres una excelente amiga.

—Bueno, gracias—no puedo evitar reír un poco—. Creo que eso estaría bien, pero un lugar discreto.

—Está bien, estaba un poco asustado de que lo rechazaras.

—No estoy cerrándome a mis amistades.

—Entonces ¿Solo al escritor?

—No me siento preparada para recibir golpes bajos.

—De acuerdo, solo quiero que sepas que no estoy de acuerdo. Esperaste mucho tiempo para enamorarte y ahora solo lo obligaste a irse, lo peor es que te mata, pero estás tan concentrada en el dolor que crees que no es buen momento para sentirse bien, para ser feliz porque él lo hace. Te hace feliz y sientes que justo ahora no mereces sentirte así.

—Oye, ya estoy viendo una terapeuta, no necesito otro—intento bromear.

—Me preocupo por ti, Elisabeth, porque tú estás llena de tanta vida que me asusta que solo te marchites.

—Estaré bien.

Él me cuenta un poco sobre este nuevo proyecto que espera concretar y luego me habla sobre lo diferente que es la mujer que parece estar atándolo en tantos nudos que solo ella puede deshacerlo, o al menos algo así dice. Y me siento feliz por él, de que finalmente parece que encontró a alguien que lo haga sentir así.

Supongo que yo también encontré a esa persona, solo que no funcionó.

Como otra cucharada del pudín antes de sobresaltarme, junto a Estorbo, cuando el auto de Karla se detiene casi derrapando frente a mi casa. Ella sale histérica y trota hacia mí sin siquiera cerrar la puerta de su auto.

—Creo que hablamos hoy cuando nos veamos, mi representante acaba de llegar y no luce feliz.

—Está bien, pasaré por ti. Cuídate.

—Tranquilo, estaré bien estas horas hasta que te vea.

Finalizo la llamada y estiro mis piernas mientras a un lado dejo mi pudin arriesgándome a que termine siendo devorado por Estorbo, pero no importa. En este momento me importa saber por qué Karla parece tan frenética.

— ¿Qué sucede? ¿Algo va mal? Porque la ley de tres ya me pasó. Sin novio, sin hermana y sin trabajo.

—La tenemos—dice respirando agitadamente.

—Calma tu respiración primero—sugiero lo cual hace poco a poco— ¿Bien?

—Es que en vista de que habías dejado a un lado lo sucedido con Paul y que finalmente Kevin había accedido a hablar contigo, no se sentía bien solo dejarlo así sin cerrar el tema. Así que fui y obligué a Kevin a hablar conmigo.

—Me hubiese gustado ver eso—me recuesto con mis codos para poder obsérvala debido a que todavía permanece de pie.

—Creo que Kevin está enojado y deprimido por el cierre del programa, pero no vamos a preocuparnos de sus sentimientos cuando de hecho ya tiene contrato para otro programa—junta sus manos—. La cosa es que parece que se cansó de hacerse de rogar y luego de un vaso de licor me dijo que había estado recibiendo correos de tu parte, que es un poco lo mismo que todos han alegado.

—Exacto, nada nuevo. Pensé que dejaríamos el tema morir junto con mi relación.

—Ignoraré tu comentario—asegura—. La cosa es que me contó todo del cómo sucedió. Cómo empezaron a llegar los correos, le pregunté si solo no le parecía extraño que tú quisieras vender a tu novio y me dijo que tú aseguraste que era ambición. Es bastante idiota, porque fácilmente debió notar que nunca hablaste de ello a su alrededor en el programa.

»Me dio muchos detalles y finalmente me mostró los correos, los cuales sin que se diera cuenta reenvié a mi correo electrónico y me he encargado de imprimir. Todos son parecidos del tipo que yo recibía, pero hay un par de desliz en ellos—me ofrece una carpeta que tomo comenzando a leer una serie de correos que se supone compartí con Kevin—. Y sobre todo,

adjunto estaba una transferencia bancaria que pediste se hiciera a una cuenta diferente a la tuya.

—Un movimiento torpe de quien haya querido joderme—susurro demasiado sorprendida de todos los correos aun cuando los reviso muy por encima.

Cap. 127: ¡Suéltalo! 1

Cap. 127: ¡Suéltalo! 2

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