—No tiene que pedírmelo dos veces — de inmediato elimino el espacio entre nosotros y lo abrazo, incluso subo a su regazo como una niña pequeña mientras lo abrazo y lloro. Es la primera vez que me permito llorar frente a él y dejar ir todos estos sentimientos reprimidos en seis años.
»Lo siento tanto, Eli. Lamento hacerte daño, voy a hacerlo mejor, voy a intentarlo. Ustedes son mi razón de vivir, voy a hacerlo mejor, lo prometo.
—Todo lo que quiero es que estés feliz de estar vivo, que disfrutes de tu vida.
—Lo haré, cariño, lo haré. Te amo.
—También te amo, papi.
Reconozco entonces mi error. Mi error ha sido callar por tantos años que su actitud, la situación y las circunstancias, a veces me sobrepasaban.
Finalmente he hablado, le he dicho como me siento y sé que esto va ayudarnos. Era lo que necesitaba.
————
— ¿Cuáles son tus intenciones con mi hija?
— ¿En serio, papá? —doy un mordisco a mi hamburguesa sin culpa alguna porque hoy es mi día libre de la semana para comer como quiero.
—Son buenas, señor Dante.
— ¿Qué tan buenas?
—Lo suficiente buenas como para que hiciera el esfuerzo de comer mi comida una vez.
—Eso es tener muy buenas intenciones—razona papá comiendo de sus papas, Paul me sonríe—.Entonces ¿Ya no crees que crié a una niña estúpida y loca?
—No te dejes asustar, Paul.
—No estoy asustado, Elisabeth—se ríe—. Y sigo creyendo que su hija está un poco loca, pero me gusta, sobre lo de ser estúpida no se lo dije de ese modo, ella lo entendió de esa manera y se encargó de hacer campañas con eso.
— ¿Qué hay sobre haberme llamado sosa?
—Me retracto, no creo que seas sosa.
Y me da una mirada que me deja demasiado en claro que me considera de todo menos sosa y tengo que recordarme que mi papá está presente para no saltarle encima. Por primera vez no me aburro de una relación, no me canso del chico, ni se vuelve fastidioso. Por el contrario, cada vez quiero y deseo mucho más de Paul. No es algo que me asuste, es algo que me emociona porque parece que finalmente he encontrado lo que por mucho tiempo busqué.
Tomo una de sus papás y me sonríe ¡Dios! Me encanta tanto este hombre que estoy muy segura de que estoy viéndolo como una completa estúpida idiotizada ¿Así se siente enamorarse? ¿Es muy temprano para estar enamorada? Porque tengo la impresión de que eso es lo que me sucede.
— ¿Qué? ¿Por qué me miras así? —parece divertido.
— ¿Cómo?
—Como una idiota—responde papá—. Es vergonzoso realmente, estoy preocupado de que comiences a babear y ensucies mi piso.
— ¡Papá!
—Sí, creo que estás babeando un poco—Paul finge limpiar debajo de mi barbilla y frunzo el ceño—. Al menos te ves bonita mientras babeas.
—Ah, mira que agradecida me siento por ello. Solo por semejante ofensa debes regalarme tus papas.
—Casi lo logras, pero no.
Ambos reímos y luego nos observamos, creo que va a besarme, pero papá aclara su garganta y enarca ambas cejas hacia nosotros.
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