No más palabras romance Capítulo 97

— ¿Por qué me lo preguntabas en primer lugar?

—Porque estoy enamorado. Muy enamorado, me parece— deja de ver la bufanda en el maniquí para observarme a mí—. Cuando Abby, sentí cosquilleos, me hacía pensar en muchas cosas, me sentía bien y ella parecía mi mundo. Creo que fue un amor del tipo adolescente, no los menosprecio, pero era un tipo de amor diferente, casi inocente que me hizo salir lastimado.

»Con Elisabeth se siente como fuego. Como ser consumido por llamas que no sabes si te destruyen o te hacen más fuerte. Me enciende como fuegos artificiales, me hace sentir con vida y lleno de chispas a instantes de explotar a su alrededor. No siento ningún insecto en mi estómago, en su lugar, siento como una bomba en mi corazón a punto explotar por ella porque el conteo de los minutos va atado a ella. Es como todo y nada.

— ¿Un todo y nada?

—Un todo de quererlo todo cuando la pienso, cuando la escribo, cuando la miro, cuando la toco. Y un nada de que el mundo se deshace cuando solo somos nosotros dos, cuando la beso nada existe. Solo ella.

—Eso suena bastante serio, Pau. Suenas bastante enamorado.

—No me niego al sentimiento, solo es extraño ¿Sabes? Es como despertar de un entumecimiento en el que no sabía que estaba. Me gusta sentirme vivo, me gusta está calidez que me hace sentir. Ser picado por el bicho del amor no duele tanto.

—Retráctate, no quieres tentar a tu suerte.

Entra a la tienda y lo sigo. Una vendedora se acerca y él pide ver las bufandas, mientras van por ellas retomamos nuestra conversación.

»Eso está bien, Pau. A veces me preocupaba que estuvieras dispuesto a vivir una vida estando con la persona con la que muchos esperaban que estuvieras. Sentir de esa manera tiene que ser maravilloso y la manera en la que lo describes—ríe—, suenas tan emocionado como cuando tienes alguna idea nueva para tus historias. Es refrescante y genial verte de este modo. Es como si hubieses despertado de una larga siesta.

—Creo que la amo.

—Yo estoy muy seguro de que la amas. Quizá lo haces desde la primera vez que te insultó y despertó en ti ese espíritu que durante tantos años estuvo dormido. No te pueden culpar por amarla, la mujer ha entrado a tu vida arrasando con todo. Te hace rabiar, reír, sentir y te escucha. Escuchó tu historia y supo entenderla ¿Por qué no amarías a alguien que te hace sentir tanto sin pedir nada a cambio?

—No creí que rechazar un correo me traería a este punto de mi vida.

—Pero te gustan los resultados ¿verdad?

—Totalmente.

La vendedora vuelve con las bufandas y Alex las observa como si fuera la decisión más difícil, toma dos y decide llevarlas, creo que este año de nuevo recibirá esa mirada de parte de su mamá. Pasamos a la caja registradora.

—Debo pasar por la librería—dice de la nada.

— ¿Por qué?

—Prometí un regalo.

—De acuerdo—sonrío—. Ahora que mencionas libro...

— ¿Sí?

—Envié el borrador del libro de Elizabeth y Paolo a mi editora. Lo terminé está mañana y antes de caer en la tentación de hacer cambios, lo envié.

Cap. 97: ¿Vas a decirme algo? 1

Cap. 97: ¿Vas a decirme algo? 2

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