Mientras filmaba, Simona rara vez iniciaba contacto con la familia Galván y con León. Pero él aún la visitaba cada mes, cuidando de ella como antes y negando cualquier conexión con Judea. Pero, no obstante, el programa de variedades y su afecto por otra mujer dejaron un dolor profundo en su corazón.
Después de completar la película, regresó a Cebros y tomó la decisión de investigarlos. Unos días después de que su película se estrenara, y de manera inesperada se convirtiera en un éxito, recibió una nominación al premio a la Mejor Actriz en un festival de cine nacional.
El director mencionó que tenía buenas posibilidades de ganar el premio, pero antes de poder asistir a la ceremonia de premiación, ella y Judea fueron secuestradas en el festival de cine.
Ese día, los Galván y León las encontraron. Durante la negociación, los secuestradores exigieron que eligieran quién sería liberada, mientras que la otra sería dejada atrás. Al igual que la familia Galván, León eligió rescatar a Judea.
La decisión de la familia no la sorprendió, pero la elección de León la devastó por completo; de verdad no se lo esperaba. En ese momento, ella quedó en shock. Su novio, que había estado a su lado desde la infancia, la había abandonado por Judea.
Solo tuvo un pensamiento: si sobrevivía, cortaría los lazos con los Galván y con León. Para su desgracia, justo cuando estaba a punto de tomar medidas para salvarse a sí misma, uno de los secuestradores encloqueció y disparó contra ella.
Mientras caía, escuchó a los Galván y a León gritando su nombre, pero su corazón ya se había enfriado. Ahora, con un nuevo comienzo, ya había cortado los lazos con la familia Galván y, por supuesto, ahora tenía que despedirse de León.
Él no esperaba que Simona mencionara a Judea e hiciera tales afirmaciones, frunciendo el ceño dijo:
—Tonterías. No tengo una amante.
Justo cuando iba a seguir hablando, escuchó su voz en el oído.
—León, terminamos.
Quedó atónito, pensando que había escuchado mal.
—¿Qué dijiste?
¿Cómo podía ella sugerir una ruptura por su cuenta?
Simona repitió:
—Dije, terminamos.
Su expresión cambió un poco.
—Retira esas palabras y fingiré que nunca las escuché.
Ella rodó los ojos y dijo:
—No busco tu opinión, te lo estoy informando. Terminamos. No tendremos ninguna conexión de ahora en adelante.
Al escuchar su tono decidido, él preguntó confundido:
—¿Por qué?
Ella no se anduvo con rodeos.
—León, ve tras Judea si te gusta. Me da asco que estuvieras saliendo conmigo y me pidieras que renunciara a mi lugar por ella, y la cuidaras en secreto.
Si León hubiera sido honesto con ella desde el principio y hubiera expresado sus sentimientos por Judea o admitido que había algo especial entre ellos, tal vez la situación habría sido diferente. Incluso si ella se preocupaba por él, no se habría quedado con éste, y mucho menos se habría aferrado con tal desesperación.
Pero él la había traicionado antes de su muerte, por lo que ella en verdad sentía repulsión hacia él.
—No me contactes más. —Después de decir esto, colgó el teléfono. Luego, bloqueó y eliminó toda la información de contacto de León.
Mientras tanto, León solo recobró el sentido al escuchar la señal ocupada en su celular. No esperaba que ella supiera sobre sus tratos con Judea a sus espaldas, lo que dificultaba aceptar la repentina ruptura. No pudo resistirse, así que la llamó de nuevo, pero todo lo que recibió fue una continua señal ocupada, indicando que había sido bloqueado.
Estaba a punto de hacer una videollamada a Simona, cuando descubrió que ya no era su amiga; ella lo había eliminado. En ese momento, no podía creerlo y sintió un vacío inexplicable. Así que llamó a Judea para preguntar.
Cuando se enteró de que Simona había elegido cortar los lazos con la familia Galván porque se negaba a renunciar a su lugar por Judea, y se había ido, quedó aún más impactado.
Por otro lado, Simona estaba organizando las pertenencias que había traído de la Residencia Galván y sacó su registro civil. Después de que su maestro la adoptara, calculó su destino. Luego, a través de conexiones, logró ser incluida en el registro civil de una familia fallecida, asegurándose de que no hubiera problemas más adelante.
Como resultado, su registro civil solo la mostraba a ella misma. Cuando regresó a la familia Galván, no transfirieron ni cambiaron su apellido en el registro.
Pasó su dedo por el registro civil mientras mostraba una expresión aliviada. Era probable que su maestro previera que no había nadie con un verdadero parentesco en su vida, a pesar de tener parientes de sangre.
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