Novia del Señor Millonario romance Capítulo 117

Bella

Mis colegas siguieron hablando en la despensa y, poco a poco, sus palabras se volvieron cada vez más subidas de tono.

Pese a que estaba enojada, sabía que era inútil discutir con ellos, ya que, al final, terminarían atacándome y, como eran mayoría, no podría detenerlos.

Por eso decidí que lo mejor era irme.

Sin embargo, cuando me di la vuelta, vi a Amy, parada detrás de mí. Se veía muy incómoda. Yo solo fruncí el ceño y volví a mi cubículo.

Dejé mi taza sobre mi escritorio y me senté, sintiéndome abatida.

De pronto, Amy entró en la oficina, cerró la puerta y se acercó hasta donde yo estaba.

"Gerente, Selina suele decir muchas tonterias", me aseguró. "No se sienta muy incómoda por lo que dijo de usted. Ella siempre es así".

Aunque no estaba contenta con todo lo que había dicho Selina, sabía que Amy tenía razón.

"Estoy bien", dije, intentando sonreír. "No te preocupes":

"Por cierto", Amy dijo en voz baja. "Yo conozco a la familia de Selina".

"¿Qué?" Pregunté, confundida.

"La novia del jefe se llama Vivian. Es pintora", me explicó. "Es muy conocida e incluso expone sus obras en diferentes partes del mundo y solo regresa a la ciudad dos veces al año, a lo mucho. Además, es pariente de Selina, que entró a trabajar a la empresa hace muchos años". Se acercó más a mí y bajó aún más la voz. "De hecho, todos saben que, a pesar de que ella es buena en su trabajo, tiene muy mal carácter y al jefe no le cae bien. Por eso no la ascendió cuando se abrió el puesto de gerente. El jefe prefirió contratar a otra persona antes de ascenderla a ella".

"Entiendo", dije después de quedarme callada por un momento. "Será mejor que vuelvas a tu puesto".

"Sí". Amy dijo antes de irse.

Pese a que la novia de Klein nunca había aparecido en la empresa, estaba segura de que ella era muy importante para él. De lo contrario, él habría echado a Selina de la empresa hace mucho.

Ella siempre había sido muy antipática conmigo y ya tenía mis sospechas de que era porque ella pensaba que el puesto de gerente le pertenecía. Esa era la razón por la que me causaba problemas.

Esta vez, ella había exagerado mi relación con Klein y estaba esparciendo rumores sobre nosotros en la empresa. Era obvio que tenía su propio plan.

Entones, si ella era pariente de Vivian, ellas debían estar en contacto. ¿Acaso ella quería usar los rumores entre Klein y yo para hacer que Vivian vuelva a la ciudad y convencerla para que Klein me despida? Tal vez pensaba que esa era la única manera de quedarse con mi puesto.

Ahora que ya sabía lo que estaba planeando, ¿qué debía hacer?

Estaba un poco confundida.

Al mediodía, me sentía tan desanimada que llamé a Joey para almorzar juntas.

"Sabía que me invitarías a almorzar", Joey dijio después de que nos sentamos a la mesa. "Tienes que consolarme".

"¿Qué te pasó?" Pregunté. Se suponía que la había llamado para que ella me consolara.

"Es todo culpa de esa mujerzuela", se quejó. "A menudo me causa problemas. Me temo que voy a terminar perdiendo todos mis bonos".

"¿Por qué ninguna de las dos puede tener paz en el trabajo?" Pregunté sintiéndome impotente. Miré la comida que tenía frente a mí sin poder comer ni un solo bocado.

Al escuchar esto, Joey miró su reloj y, sin decir una sola palabra más, empezó a comer muy rápido.

Me pasé toda la tarde pensando qué hacer y, al final, decidí que lo mejor sería renunciar.

Sabía cuánto le gustaba a Klein y, a pesar de lo que le había dicho antes, él todavía tenía una buena impresión de mí.

Si solo fuera por mi desempeño anterior, podría mantener mi trabajo y, a la vez, mantenerme alejada de Klein.

Pero la situación de ahora era demasiado complicada. Si me quedaba trabajando aquí, solo tendría más problemas en el futuro.

Lo único que podía hacer era renunciar.

En cuanto al trabajo, estaba segura de que podría encontrar otro, pese a que también sabía que la paga no sería tan buena. No obstante, ahora no podía hacer nada al respecto, así que decidí que me preocuparía por mis ingresos después de que haya resuelto el problema del trabajo.

Tras tomar mi decisión, redacté una carta de renuncia lo más rápido que pude.

Tenía miedo de cambiar de opinión en lo que quedaba del día, por eso puse la renuncia en mi bolso y dejé mi cubículo.

Cuando estaba a punto de salir de la oficina, Amy tomó un documento y me pidió que lo firmara. "Gerente, por favor, firme esto".

Cogí el documento y vi que una mujer muy hermosa entraba en la oficina. Tenía puesto un vestido rojo que le quedaba ceñido y tenía un aire muy elegante.

Además, llevaba gafas de sol y un bolso de lujo en la mano. Su barbilla estaba en alto y su rostro delicado emanaba confianza y clase.

"¿Quién es Bella?" Preguntó después de mirar a su alrededor.