Novia del Señor Millonario romance Capítulo 149

Resumo de Capítulo 149: Novia del Señor Millonario

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El punto de vista de Bella:

Herbert me abrazó desde detrás y me besó.

Su mi*mbro caliente y duro presionaba contra mis caderas.

"Estabas hermosa hace un momento", dijo. Se refería al momento en el que me hizo gritar.

Yo había alcanzado el placer, pero él todavía estaba tranquilo y me pareció un poco injusto. ¡Quería verlo perder el control!".

De repente tuve una idea perversa, así que busqué a tientas la parte inferior de su cuerpo.

Detuvo mi mano, así que rápidamente me deslicé hacia abajo.

Tomé su deseo en mi boca.

En ese momento, escuché su gruñido gutural.

Orgullosa, seguí moviéndome.

"Bella, ah... Bella...". Su respiración se volvió más y más rápida.

Lo introduje más profundo en mi boca.

Sentí que se ponía más duro y más caliente, y comencé a acelerar los movimientos.

Mientras seguía trabajando duro, Herbert perdió por completo el control. Empezó a sujetarme la cabeza y el sonido de su voz se hizo cada vez más áspero.

Apretó mi cabeza contra su cuerpo y lo sentí muy profundo en la garganta. Me provocó un poco de nauseas, pero me contuve.

Ya no pudo contenerse y se corrió en mi boca...

Me sentí muy satisfecha y hasta orgullosa de lograr que perdiera el control conmigo.

Pensé que ya había terminado, pero un segundo después me presionó contra la cama.

Entonces entró una vez más en mí, ocupando todo mi interior.

Jadeé agitada: "Herbert, pensé que habías terminado".

"Bebé, subestimas a tu hombre...", dijo y comenzó a moverse más rápido.

Me sumergí por completo en el placer.

Justo en este momento, la puerta de la habitación se abrió.

"¿No me dijiste que viniera a celebrar? ¿Por qué no cocinaste...?".

Era la voz de Joey.

¡Oh, Dios mío!

Herbert me sedujo por completo un momento atrás y me olvidé de todo. No recordaba que había hecho planes con Joey.

Los dos miramos la puerta de la habitación a la vez. El tiempo parecía haberse detenido en este momento.

Ni siquiera alcanzamos a cubrirnos con una manta. Los dos estábamos d*snudos...

Susurré avergonzada: "¡Oh, Dios mío!"

Me escondí debajo de su cuerpo y comencé a tirar del cubrecama para cubrir nuestros cuerpos d*snudos.

Joey, que probablemente nunca antes había visto una escena así, se quedó muda.

"¡Vete!", dijo Herbert en voz baja.

Joey inmediatamente se dio la vuelta y caminó hacia la puerta. "Ustedes... sigan. ¡Yo me iré ahora!".

"¡Lo siento, no lo hice a propósito!".

Cuando escuché el sonido de la puerta que se cerraba, me cubrí las mejillas calientes y empujé al hombre que estaba encima de mí. "¡Es tan vergonzoso!".

"¿Por qué estás avergonzada? Lo nuestro no es una aventura, es una relación formal", me dijo muy serio.

Era un anillo

Para ser exactos, un anillo muy valioso.

Era un anillo de diamantes enorme y rodeado de innumerables diamantes pequeños. Había visto este tipo de anillo, pero solo en las revistas. Solo una celebridad o la esposa de un millonario lo usaría.

Miré el gran anillo en mi mano durante mucho tiempo y luego pregunté: "¿Qué quieres hacer?".

Extendió su mano y agarró mi mano izquierda. Con voz indiferente, dijo: "Necesitamos un anillo para casarnos, así que le pedí a Connor que consiguiera uno".

"Este anillo es demasiado. ¿Cuánto cuesta?", continué mirando el anillo en mi mano.

De repente, Herbert dijo en tono culpable: "La última vez que nos casamos, fui demasiado descuidado y te compré un anillo común. Esta vez, solo quiero darte lo mejor".

Al escuchar sus palabras, se me endulzó el corazón.

Bajé la cabeza, jugueteé con el anillo en mi dedo y dije: "Entonces, tienes que comprarme una caja fuerte".

"¿Qué quieres decir?", preguntó con el ceño fruncido.

Lo miré y sonreí: "¡Me temo que un ladrón pueda robar un anillo tan llamativo!".

Herbert arqueó las cejas: "Eso es un problema, pero es más complicado comprar una caja fuerte. ¿Por qué no te mudas a mi casa mañana? Allí tengo una caja fuerte bastante grande como para que guardes todas las cosas que quieras".

"De acuerdo", asentí.

Me arrepentí enseguida. ¿Cómo cedí tan pronto en ir a su casa?

Estaba tan concentrada en el anillo, que no me di cuenta de lo que decía.

Acepté sin darme cuenta.

"Siento que me has tendido una trampa", protesté.

"¡No puedes faltar a tu palabra! A partir de ahora, serás mía por el resto de tu vida. Solo yo te cuidaré", declaró con arrogancia encima de mí.

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