-¿Rose?
Una voz atractiva se encontraba susurrando mi nombre en mi oído; fruncí el ceño porque nadie me sacaría de mi pequeña siesta.
-¿Rose? Me pediste que te despertara y… ¿Podrías dejar de hacer eso?
Ignoré a la atractiva pero molesta voz. ¿Qué tiene de malo amasar mi cómodo colchón?
-No. Vete. – Dije medio adormilada.
-Rose… tu trabajo…
Abrí un ojo solo para encontrarme con una barbilla afilada en la semi oscuridad. Asustada di un brinco que me hizo enredarme en la manta y caer al suelo.
-¡Rose! ¿Estás bien?
-No… mi trasero. – Dije lamentándome desde el suelo. - ¿Qué mierdas estás haciendo aquí en mi…?
Me detuve abruptamente. Algunos recuerdos acudieron a mi mente y me hicieron elevar las cejas.
Bueno, si la información en mi cerebro era correcta, Bastian ayer me había confesado una pequeña bomba. ¿Qué haré con eso?
Decidí en las milésimas de segundo que le tomó al guapo bastardo salir de la cama que me tomaría mi dulce tiempo para procesarlo y después… si, después.
-Permíteme revisarte. – Dijo Bastian levantándome.
-Estoy bien. – Dije alejando sus manos suavemente. – Tengo que apresurarme a dar una clase.
-Rose, sobre lo que te dije ayer… - Dijo inseguro mientras me dirigía al armario y sacaba cualquier cosa.
-¿Qué cosa?
-Uh… ¿Lo recuerdas?
-Si.
Suspiré cuando el primer pantalón que vi parecía enorme. Quizá debí de haber tomado un par de cosas de casa de Beatriz y…
Fruncí el ceño. Yo me sentí extraña después de salir de su casa, ¿Por qué?
-¿Qué piensas sobre eso? – Preguntó cuidadosamente.
Yo me encogí de hombros y recogí mi cabello en una coleta.
-Que me has ahorrado un viaje a un montón de manadas. – Dije saliendo de la habitación y dirigiéndome al baño.
-¡Buenos días Rose! – Dijo mi cachorro favorito saliendo de la última puerta del pasillo.
-Hey Chase. ¿Tenemos algo para desayunar después del entrenamiento?
-Pastel. – Dijo solemne antes de correr por el pasillo hacia la sala.
Bien. Nunca le diría que no a un desayuno balanceado.
Entré en el baño para echarme agua en la cara y despertar; el espejo decía que me veía como la m****a por mis pocas horas de sueño, pero era lo que había.
La puerta se abrió y Bastian se recargó en ella.
-¿No dirás nada más? -Preguntó inseguro.
Yo suspiré.
-Bastian… ¿Qué más quieres que te diga? Eso explica un montón de cosas y me causa algunas otras dudas. Ni siquiera estoy medio despierta, ¿Quieres tener esta conversación conmigo en este estado? Muy bien, pero sirve para algo más que un lindo decorativo en la puerta y acompáñame afuera. – Dije pasando a su lado y caminando hacia la puerta de entrada.
Salí al helado medio amanecer donde ya me esperaban algunos no tan cachorros haciendo calentamientos.
-¡Señorita Rose!
-¿Cómo se encuentra?
-¿Esta segura de que se siente bien?
Yo sonreí ante la preocupación de los cachorros. Antes de que pudiera hablar, Bastian salió de mi casa y los cachorros se pusieron en guardia enseguida.
-Ya me encuentro mejor, gracias. – Dije sin que la presencia de mi… pareja me afectara. – Solo estoy un poco cansada, así que hoy el Alfa Bastian nos ayudará en nuestros ejercicios.
Lo miraron recelosos pero asintieron. Bastian me miró curioso.
-Bien. Hemos estado practicando cómo huir. – Dije mirando a todos. – Supongo que el señor Fred les ha enseñado posturas defensivas en caso de que sus piernas y patas no sean suficientes para alejarse del peligro, ¿Correcto?
-Si, señorita Rose. – Dijeron algunos lobos.
-Genial, entonces demos diez vueltas y luego Bastian se transformará en lobo y tratará de atacarlos. Demuéstrenme que pueden defenderse sin lastimarse y luego volver a huir. Voy a observarlos y luego les diré qué pudieron haber hecho mejor. Formen grupos de tres.
Y así los cachorros después de agotarse con las vueltas, intentaron evadir a Bastian. Yo ya había visto al lobo en acción así que sabía que estaba conteniéndose un montón pero no le dije nada; sabía que su naturaleza le impediría ir en serio por ellos así que apreciaba el esfuerzo. Tenía que medir las habilidades de los chicos para darles algunos consejos y luego enfocarnos, pero por el momento todo iba bien.
-Lo hicieron genial. – Dije dándoles a todos una sonrisa. – Mañana practicaremos más movimientos defensivos y les aumentaré un par de vueltas… no me gruñan jovencitos, ustedes querían clases extras. Ahora, vengan a darme un poco de amor antes de irse…
Y solo así me taclearon.
Algunos minutos después cuando la montaña de cachorros sub desarrollados se quitaron de encima y se fueron, pude abrazar a Chase y entrar para darme un baño rápido y continuar con mi día.
Bastian me siguió a pesar de que le advertí con la mirada que no lo hiciera.
-¿Cuáles son tus preguntas? – Dijo encerrándose conmigo en el baño mientras yo preparaba el agua.
-¿Uh?
-Antes dijiste que ser mi pareja resolvía cosas pero te dejaba con preguntas.
-Oh, eso. – Dije entrando al agua y comenzando un frotado rápido. – Bueno, supongo que las más apremiantes son respecto a lo que quieres hacer con esa información.
-¿De qué hablas?
Lo miré brevemente. Se encontraba cruzado de brazos mirando hacia el suelo. Supongo que estaba confundido.
-No lo he pensado a profundidad, pero deduzco que me compraste en esa subasta porque de alguna forma supiste que era tu pareja. Lo has sabido por el último par de años, así que el hecho de que lo reveles ahora debe de ser por algo importante. ¿Qué es?
Yo seguí con mi baño tranquilamente aunque por dentro me encontraba confundida. Más allá de preguntarle por qué me había tratado como una m****a desde que nos conocimos, me apremiaba saber por qué lo revelaba hasta ahora. ¿Sería porque su ex Luna le había dado la patada y ahora necesitaba quien ocupara el puesto?
No quería hacer suposiciones. Lo mandaría al carajo si esta fuera la razón, pero apreciaría la honestidad.
-Te lo iba a revelar desde hace meses. – Dijo serio en cuando salí de la bañera y comencé a secarme.
-No lo hiciste. – Dije pasando a su lado y dirigiéndome a mi habitación. Chase pasó a nuestro lado por el pasillo y dijo algo sobre preparar cereal para todos antes de desaparecer.
-Te fuiste de la manada antes de que pudiera hacerlo. – Dijo con un gruñido.
Yo le arqueé una ceja.
-¿Estás malditamente bromeando? Me expulsaste de tu manada, dos veces. Si hubieras querido decirlo, lo habrías hecho así que no me vengas con esa m****a y dime qué es lo que sucede para que sea tan apremiante el decirme la verdad y tratar de cortejarme.
-No te estoy cortejando. – Dijo azotando la puerta detrás de nosotros mientras me veía vestirme ridículamente por segundo día consecutivo.
-Ah, mi error. – Dije divertida. – Bueno, entonces has respondido a todas mis dudas, gracias.
Si no me estaba cortejando y no me había pedido otra cosa, ¿Para qué seguir con la conversación? Debía de llevar a Chase a la escuela y desayunar algo para empezar otro divertido… ¿Dónde m****a estaba mi bastón?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una humana!