¡Papá compró una humana! romance Capítulo 52

Me estaba ahogando. Abrí los ojos con pánico antes de que una mano en mi pecho dentro de mi campo de visión me mantuvo en el lugar.

-No, quédate quieta. Estás a salvo. – Dijo una suave y conocida voz. – Inhala y exhala Rose.

Yo lo hice por un par de minutos.

-Eso es. – Dijo la Doctora. – No trates de levantarte, tu cuerpo aun necesita descanso.

-¿Sabe? – Dije con voz rasposa. – Debería de decirme su nombre, paso tanto tiempo con usted que fácilmente podríamos ser amigas.

-Paula. – Dijo con media sonrisa. – Justo estaba pensando en que deberíamos de construir un cuarto solo para ti.

Intenté reírme pero dolió como la m****a y gemí miserablemente.

-¿Quieres más analgésicos para eso?

-Deme algo suave y una hamburguesa con eso. – Dije con un suspiro.

La paciente de la cama de a lado también comenzó a gemir.

-¿Cómo se encuentra, señorita Vanessa? ¿Más analgésicos para usted también?

-Si y un móvil para que pueda llamar a mi familia. – Dijo haciendo algunos ruidos de movimiento. – Dos días es demasiado.

Interesante, al parecer había estado dos días en el mundo de los sueños.

-Hey míranos, no morimos. – Dije con una sonrisa mirando el techo.

-Jodida loca. – Murmuró ignorándome.

-Me temo que no puedo darte un móvil en este momento. – Dijo la doctora ignorando nuestro intercambio. - Aun no tenemos permitida la comunicación, lo siento.

-¿Por qué no? – Pregunté curiosa mientras la otra chica gemía.

-Porque estamos en estado de emergencia y en medio de una evacuación.

Entonces mis últimos momentos con el Alfa Noa vinieron a mi cabeza junto con todas las pruebas que tenía en el maletín.

-¿Evacuación? – Dije desconcertada después de analizar la última parte de su comentario.

-En efecto. – Dijo la doctora caminando hacia la camilla de alado y revisando algo en una de las maquinitas que tenían en los grandes hospitales. – El Alfa Noa y el Alfa Bastian han declarado una alianza formalmente. Desde ayer han estado visitando casas y evacuado personas por orden de prioridad.

-Oh…

Una guerra estaba a la vuelta de la esquina.

-¿Alfa Bastian? – Dijo la chica en la otra camilla. - ¿Dijiste Bastian?

-Si… whoa, tranquila, aun no puedes levantarte…

-A la m****a lo que no puedo hacer, llama ahora al Alfa Bastian. ¿Está en esta manada? ¡Debo verlo! … ¡No me toques!

Me levanté despacio y pude ver a la chica tratando de quitarse los muchos tubos en su cuerpo.

-Oye, tranquila. ¿Quieres hablar con Bastian? Bien, yo lo conseguiré para ti. – Dije tratando de calmarla y dirigiéndome hacia la Doctora Paula. - ¿Puedes darme un móvil, por favor?

-No creo que…

-Por favor. – Dije un poco más fuerte. – No puedes impedirme hablar con él.

Me miró de mala forma pero sabía que tenía razón. Metió su mano dentro del bolsillo de su bata y me extendió el móvil.

-¿Hola?

-Hola Chase, ¿Cómo está mi cachorro favorito? – Dije con ternura.

-¡Rose! ¿Cómo estás? No me dejaron ir a verte…

-Tranquilo, estoy bien. La doctora Paula hace milagros… en fin, necesito un favor. ¿Podrías comunicarte con tu padre y decirle que lo estoy buscando?

-Claro. Dame cinco.

Colgamos y esperé pacientemente esos cinco minutos en una habitación llena de tensión. La doc no estaba feliz y la chica parecía que…

M****a.

-Espera un segundo. – Dije en shock sumando dos más dos. – De casualidad ¿Tu hermano es Bastian? ¿Bastian Crow?

-Lo es, ¿Tienes algún problema con ello? – Dijo mirándome extraño.

Comenzó como un resoplido, luego fue un bufido y terminó como una carcajada en mi pecho.

-Por supuesto que no tengo un problema. – Dije terminando de reír mientras mi público me veía como si estuviera loca. Quizá lo estaba. No se pasaba por el infierno de ida y vuelta quedándose totalmente cuerdo. – De hecho, puedes comenzar a decirme “hermana”.

-¿Eres nuestra hermana? – Preguntó incrédula.

Justo cuando estaba por responder escuchamos los característicos gruñidos de Bastian por el pasillo. La puerta se abrió de golpe y la Doc dio un par de pasos hacia atrás.

-Hey, con una llamada bastaba para…

Y no me dejó terminar. Se fue directo a mis labios pero por mucho que me gustara manosear al hombre en cualquier oportunidad, tenía que decirle un par de cosas.

Después, quizá en unos minutos más.

Sus labios eran cálidos mientras invitaba a los míos a separarse; ese era el único contacto que tuvo con mi cuerpo.

Cuando por fin nos separamos para respirar jadeantemente, mis manos aún se encontraban dentro de su camisa. ¿Cómo habían llegado hasta ahí?

Puso su frente contra la mía y suspiró.

-Te pondré un jodido localizador, humana. – Dijo gruñéndome.

-¿Ni siquiera me invitarás de comer?

-Después de que te ponga ese localizador. – Dijo bufando. -¿Sabes lo asustado que he estado por días? Dijiste que solo ibas con ese Beta y…

-Edson… ¡Edson! M****a, ¿Lo han encontrado? – Dije interrumpiéndolo.

Él me gruñó de nuevo.

-Lo encontré y luego lo llevé a coser. Ahora dime humana, ¿Qué sabes de tu secuestro?

-¿Más allá de que tu ex pareja me apuntó a la cara y me llevó con su papi? ¿Más allá de saber que la loba Beatriz es una traidora? ¿Más allá de toda la evidencia que ya le di al Alfa Noa? Ciertamente, mi tiempo cautiva fue esclarecedor, pero no le pedí a Chase que te diera mi mensaje por cosas sin importancia. – Dije desdeñosamente. Él siguió gruñendo. – Te llamé porque la chica de la siguiente camilla quiere hablar contigo.

-Qué m****a querría una humana conmigo…

Se congeló al mirar en esa dirección antes de que sus piernas recuperaran el ritmo y llegara hasta ahí de dos zancadas largas.

-Tú… - Dijo temblorosamente.

Vanesa ya se encontraba chillando a moco vivo.

-Dime una cosa, Doc. – Dije apartando la vista de ellos. - ¿Sabes dónde está Edson? Quisiera hacerle una visita rápida.

-No se encuentra en la clínica. – Dijo negando con la cabeza. – En realidad, no sabría decirte dónde está. Ni siquiera sabía que estaba herido…

La buena Doc se perdió en sus pensamientos y yo suspiré. Bueno, no podría preguntarle en este momento más detalles a Bastian sobre él porque sabía que me haría un drama. Además, se encontraba ocupado en su reencuentro; me alegraba por ellos.

Comencé a quitar la manta que em cubría solo para darme cuenta de que estaba desnuda. Volví a suspirar, ¿Para qué me molestaba con la ropa? De todas formas siempre me encontraba en situaciones de m****a que me hacían perderla.

Capítulo 52. Poder de la Luna. 1

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