¡Papá compró una mamá psicóloga! romance Capítulo 23

Lucía

Mi vecino luce realmente estresado después de sus últimas palabras, me quedo en silencio mientras tomamos el resto de nuestras bebidas. Su hija se acerca después de un rato con mi perro, puedo ver la tensión en mi vecino y no puedo evitar sonreír, él carraspea relajando su cuerpo con visible fuerza.

—¿Papi, puedo jugar fuera en el jardín?

—Debería pedirle el permiso a la dueña de este lugar — sonrío — no es mi casa.

La niña me mira, asiento, antes de verla correr emocionada lejos del invernadero y cuando su padre se queda completamente solo conmigo, una vez más la incomodidad vuelve. Carraspeo mirando el agua que cae de la fuente más allá de nosotros.

—¿Cuándo comenzó a fotografía?

—En secundaria — responde — ¿Cuándo comenzó a pintar?

—Pintar desde los dos — sonrío — comenzar a tomarlo en serio a partir de los doce, cuando mi padre me llevó a una academia.

—¿Los doce?

—Estuve un tiempo complicado en la infancia — le digo — pero ya le conté bastante de eso, ¿verdad?

—Pues sí — suspira — no he visto sus obras, pero estoy segura de que es muy buena.

—La verdad es que sí lo soy — admito haciéndolo reír — también hago algo de fotografía, pero no soy tan buena como la pintura — suspiro distraídamente — ¿Por qué se hizo fotógrafo?

—Mi madre me obligó, al principio fue un fastidio, pero después de un par de años terminó gustándome.

—¿De verdad?

—Sí, créame, nunca pensé que seguiría en ello — sonríe distraídamente — pero poder conservar algo hermoso para siempre fue perfecto — señala las flores más allá de la fuente junto al cristal de la pared — Por ejemplo, ese lugar, estoy seguro de que con la luz de la mañana se vería maravilloso.

—La verdad es que este lugar es perfecto — respondo — paso la mayor parte del día aquí — sonrío — si quiere tomar fotos puede hacerlo — digo con sinceridad — pero solo usted, no quiero extraños o ayudantes en mi casa.

—No trabajo con nadie, mis exposiciones se demoran justamente por eso — le cuenta — todo el trabajo lo hago por mi cuenta en el tiempo que Amy me deja.

—Hablando de la niña — lo miro con curiosidad — ¿No podrá escuchar nunca más? O tiene solución.

—Aún no estamos seguros — responde con desgano — el doctor dijo que debemos esperar un poco más, quizás con el crecimiento la lesión mejore un treinta por ciento y podamos realizarle una operación, pero todo depende realmente del tiempo.

Capítulo 23 :  Estoy pidiendo a gritos un beso 1

Capítulo 23 :  Estoy pidiendo a gritos un beso 2

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