Lizbeth
¿Qué acaba de pasar?
Me grito una y otra vez mientras mi cuerpo aún continúa vibrando por el beso que mi esposo me dio, sabía que estaría enfadado por haberme llevado a los niños, pero cuando mi madre dijo que le gustaría que pasáramos la noche con ella no pude negarme y cuando me di cuenta de que mi teléfono había muerto era demasiado tarde.
Ni siquiera pude dormir cómoda pensando en que mi madre me dio su cama a los niños y a mí, así que apenas vi que el sol comenzaba a salir corrí para regresar a casa y sabía que Jeremías me gritaría o reclamaría algo, pero lo que realmente hicimos…
¡Dios!
Me dejo caer sobre mi cama, mi corazón late acelerado al recordar que dijo que no fue un error y tengo que controlarme para no sonreír como una tonta, hay tantas cosas que podrían hacer de esto un error que ni siquiera puedo contarlas, pero es extraña la forma en que ese hombre me hace sentir.
Puede ser completamente irritante y mandón y quizás hay algunas cosas que no me gustan de él, pero verlo tratar a sus hijos de una forma tan dulce me dice que es una buena persona. Me sentí terriblemente mal al ver escuchar la angustia en su voz.
Me puse en sus zapatos por unos segundos e imaginé cómo me sentiría si mis hijos, los que antes tuvieron un accidente desaparecieran con su nueva madrastra por una noche sin que supiera nada de ellos.
Mis lágrimas salieron sin que pudiera evitarlo ante el dolor y la vergüenza de haberlo hecho pasar por eso y cuando su boca tomo la mía todo lo que pude pensar fue en lo bien que me hacía sentir que tratara de consolarme.
¿Me estoy volviendo loca?
Grito internamente antes de lanzarme a la cama, respiro profundamente y el olor de su colonia para después de afeitar se ha quedado en mi ropa, mi cuerpo se enciende ante la imagen gráfica de su perfectamente desarrollado miembro sobre mi ropa interior.
Cierro mis piernas con fuerza cuando mi zona más íntima comienza a latir y sacudo los pensamientos que siguen gritando en silencio que nunca me sentí así por un simple beso.
—Gracias, por preocuparte así — me dice — pero te repito que no debes dejar que lo que sucedió o suceda entre los dos haga difícil este acuerdo —sonríe ligeramente — soy consciente de que acordamos no involucrarnos de más, pero, aunque eres una mujer bastante molesta no puedo sacarte de mi cabeza.
No se si eso es un cumplido o un insulto, pero hace que mi corazón se sienta extraño una vez más, alejo mi rostro de sus manos para cerrar el último botón de su camisa y dejo mis manos sobre su pecho un segundo más, el calor de sus músculos solo hace que mis dedos ansíen tocarlo un poco más así que decido darme el tiempo para pensar en lo que está sucediendo.
—Hablemos después — pido — debes ir al trabajo y yo también — dudo — además me gustaría hablar de algo en la tarde — sonrió nerviosamente— por ahora solo me iré y atenderé a los niños antes de irme, ¿Vale?
—Vale…
Murmura mi esposo, pero no suelta mi mano cuando intento escapar y cuando soy fuertemente empujada contra el siento que podría morir de la emoción. Mis labios son cubiertos por los suyos una vez más, pero esta vez el beso no es salvaje o ardiente es simplemente tentador.
Mi esposo consigue confundirme aún más porque, aunque mi cabeza grita que esto es un error, algo dentro de mí solo suplica que le deje ir todo el camino hasta el prometedor final que tendría entregarme a él y experimentar un poco más de estas sensaciones que provoca en mi.

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