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Poséeme romance Capítulo 7

4 años atrás

19 de Junio 2021.

Santino nunca imaginó cuán difícil podía ser sincerarse y plasmarlo en papel, nunca se había enamorado, no sabía que era se sentimiento y Abril, conocerla, le había permitido experimentar todo tipo de emociones juntas. Desde el placer, hasta el amor, pasando por el resentimiento, la felicidad, el sufrimiento.

Él lamentaba tantas cosas y entre ellas el no haber sido lo suficientemente hombre como para hacerse cargo y no arrojarlas a los brazos de otro hombre, porque eso le hizo dar cuenta de cuanto es que la quería y que no había peor cosa que ver como la persona a quien amas se aleja frente a tus ojos y que uno mismo es el culpable.

Culpable, así es cómo se sentía y peor aun el saber de sus labios que había significado para ella el haberse tenido que acostar con Gastón, eso era algo que jamás se perdonaría.

Aquella mañana, antes del juicio decidió definitivamente su destino y lo que haría con la defensa del asesino de sus padres. Rivas sabía que enviarlo a la cárcel era firmar su renuncia porque su jefe jamás perdonaría aquella traición, pero sentía que se lo debía. Era lo menos que podía hacer por Abril, por la mujer que había descubierto que amaba, luego de haberla obligado a estar con otro hombre creyendo en que él había pagado el tratamiento de Catalina.

- Santino, hacer esto te puede costar tu carrera. – le dice Andrés antes de entrar a la sala donde se llevará a cabo el juicio.

- No me importa, lo tengo decidido. - dice seguro y firme en cada una de sus palabras.

Él era el tipo de hombre que cuando tomaba una decisión no la cambiaba por nada, a pesar de todo, a pesar de lo ocurrido con Abril y la confusión por el pago del tratamiento, él era un hombre de palabra solo que no sabía cómo actuar ante esa revolución de sentimientos dentro suyo.

Andrés continuaría con su defensa con Seing y sería él quien defienda a las hermanas Evans.

Días antes había ido hablar con Erika, quien tenía un poder notarial por parte de Abril por el asunto del juicio y le explicó el por qué de su actitud con aquella y Erika comprendió que solo era un hombre enamorado luchando consigo mismo y sus emociones. Le firmó los papeles aceptándolo como abogado del caso.

Tanto Andrés como Santino sabían por demás que ese tipo pasaría una larga temporada tras las rejas y por eso, Peréz quería abandonar el caso para unirse a Rivas, por supuesto que no se lo permitió, no quería que por su culpa terminara perdiendo su matrícula, claro que no.

- Sinceramente te admiro. – le dice antes de retirarse cada uno para donde le corresponde.

- ¿por qué? – no entendía ese sentimiento y Andrés se lo explicó.

- Porque por primera vez en tu vida no solo aceptas estar enamorado de una mujer, sino que el acto de amor que vas hacer es digno. – dijo y Santino asintió, retirándose directamente a la debacle de su carrera.

Horas más tarde.

Los alegatos ya estaban dados ahora el juez se tomaría un día para pensar y dar una condena. Él estaba completamente seguro de que había ganado, y hasta sentía cierto entusiasmo por comunicárselo a Abril, pero debía esperar un poco más, estar completamente seguro para darle la noticia, aunque lo que no se prohibiría era el confesarle de una vez, que estaba enamorado de ella.

Le fue difícil poder redactar el email. ¿qué decir cuando no se sabe ni cómo identificar las propias emociones? Santino solo sabía que desde que se había enterado de que Evans se fue del país y que por más suplicas, por más contactos que tenga, no había podido dar con su paradero, solo Dios sabía cuánto la extrañaba.

Como era un novato en esto de confesarse, tomo uno de sus cuadernillos y una lapicera y comenzó a escribir, pero cada vez que completaba un renglón, terminaba tachando o bien arrancando la hoja, hasta que simplemente tomó su computadora y se dejó llevar. Dejó que sus manos se muevan sobre esas teclas y expresen todo aquello que su corazón sentía.

De: Licenciado Santino Rivas.

Fecha: 19 de Junio de 2021 00:10 a.m.

Para: Abril Evans

Asunto: Se feliz, hermosa mía.

El día que nos vimos por primera vez me quedé impactado y enojado con tu manera de tratarme. Habías rayado mí bien más preciado y no solo no te importó, sino que fuiste grosera conmigo y eso le enojó mucho. Desde aquel día algo en mí provocaste que hizo que buscará de ti para coincidir en los lugares donde ibas. Quería verte y tener la posibilidad de hablar contigo, aunque sea para pelear. Siempre fuiste una mujer difícil.

Yo siempre he sido una persona fría sin sentimientos y que solo buscaba su propio placer, sometiendo a las mujeres a mis caprichos, a mis más bajos instintos. Pero contigo fue diferente.

Eras un desastre. Siempre tenías algo con qué refutarme. Eras insole te muchas veces, pero aun así lograbas volverme loco. Con el tiempo comencé a sentir cosas extrañas dentro mío y al ser un hombre que jamás experimentó sentimiento alguno no supe manejarlo.

Te esperare, te adjunte mi ubicación. No vuelvas a ser un idiota y ven por mí.

A mi idiota favorito…. Tuya, Abril.

Ella sonrió y esperó por días una respuesta, la misma que jamás llegó y pese a estar agradecida por lo que hizo respecto a su padre, había jugado con sus sentimientos, le había hecho creer que la quería cuando en verdad no era tan así. Se volvió a llenar de odio y comenzó a frecuentar lugares donde poder conocer hombre y follar tan duro que le hagan olvidar de las manos de Santino en su cuerpo, pero con ninguno había logrado aquello y ahora, cuando creía que todo no podía ser peor, aparece en su vida y su mundo se les viene abajo no solo a ella, a los dos.

Para Santino aquella última frase que lo hizo detener lo hizo pensar en dos posibilidades. La primera, correr hacía ella, tomarla de la cintura y besarla como nunca antes, para luego preguntarle, exigirle que se sincere mirándolo fijamente a sus ojos. La segunda tenía que ver con decirle que él también la había reemplazo, aunque no fuere cierto.

- ¡me escuchas! – insistió al ver que él solo permanecía de ríe sin voltearse a verla. - ¡él es mucho mejor que tú! – dijo despechada y él apretó sus puños y respiró hondo, no quería hacer ni la primera ni la segunda peor se decidió por avanzar, pero al segundo paso ella se encargo de volver hacer que se detenga. - ¡ÉL ME BESA Y ME TOCA COMO TÚ NUNCA LO HAS HECHO! – y esto le hizo perder la cabeza.

Se giró sobre su propio eje y caminó los cinco pasos que los separaban de ella, repasando en su mente, por unos instantes, aquellas dos posibilidades, aunque al llegar a su rostro se decidió por la primera. La tomó bruscamente de la cintura y la atrajo a su cuerpo y con la otra mano, sin que pudiera ser consciente de lo que ocurriría después de hacer lo que haría es que la arrebató de un beso.

Su beso era desesperado y arrebatado, tal es el punto que hasta se había olvidado de como hacerlo, pero ella acompañó su gesto con su lengua danzando en su boca. Enseguida ella lo abrazo por el cuello e intensificó el beso, allí él tomó la posta, recordando cada centímetro de su cavidad bucal y como sabían sus labios es que no dejó un milímetro de ellos sin morder ni sobar.

No quería detenerse, pero necesitaban tomar aire, aunque sabía que si soltaba su boca todo ese fuego se apagaría y ella sería quien lo haga.

Cuando él tuvo que hacer, alejarse de sus labios se quedó mirándola como aun sus ojos se mantenían cerrados y sus labios entre abiertos.

- ¿me has reemplazado? – le pregunta fijando sus ojos en ella y en su silencio. - ¡responde! – le grita sobresaltándola, pero ésta era incapaz de responder una sola palabra. – dime que hasta mis besos reemplazaste, que no te saben igual y te juro que pasaré de ti como si en la vida hubieras existido para mí. – pero no podía decir nada, su orgullo no se lo permitía y él no estaba dispuesto a esperarla. Suelta su cintura y conteniendo su amargura y una que otra lágrima que luchaba por salir es que le dijo sus últimas palabras. – ese silencio lo tomo como un sí. – dijo, pero ella se mantuvo callada. – a partir de hoy, tu y yo no nos hemos conocido. – y sin esperar respuesta alguna, se dio la vuelta y se marchó.

La mañana siguiente el cielo no amaneció azul.

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