Me separo de él y camino de regreso a un lado de Daniela que solo contiene la risa al ver la cara que puso Catalina al ver como bese a Rohan y él no puso resistencia.
─Tamara, se supone que estarías organizando todo para la reunión ─Rohan se aclara la garganta y me dice tratando de usar un tono de voz autoritario pero a la vez no sonar fuerte ya que me está hablando a mi.
─Es lo que estoy haciendo, solo que ocupaba ayuda y donde organizar todo y pues como eres mi esposo pensé que podía usar tu oficina ─Catalina está más roja que un jitomate, ya sea por vergüenza, enojo o los dos.
─Está bien, ¿Y usted qué hace aquí? ─Rohan se dirige a Daniela que inmediatamente se pone nerviosa.
─Daniela me ayudará el día de hoy, en vez de ser tu secretaria, será mi ayudante y amiga. Ahora si me disculpas, tenemos mucho que hacer, puede empezar con su trabajo ─le mando un beso con coquetería.
Y así como dije, ellos empezaron a hacer lo suyo y nosotras lo nuestro, en realidad ya casi terminamos todo, solo es de ir a recoger las cosas y llevarlas a casa.
Le digo a Daniela que recoja sus cosas para salir a almorzar y para ir a recoger todo. Tendré que ir por todo personalmente ya que no sé la dirección de mi casa.
Yo me dirijo al baño ya que soy una embarazada meona, qué esperaban, que mi embarazo fue como en los cuentos de hadas donde no pasa nada durante los nueve meses, pues no, yo si sufrí de nauseas, mareos, cambio de humor, alto nivel de querer tener sexo, mear a cada rato y que mis pies se hinchen por hacer nada.
Lo único que no sufrí es subir de peso, pero no porque no quisiera, sino porque mi esposo controla cada cosa que como y gracias a él solo he subido lo que pesan mis hijos, de seguro saldrán todo esqueléticos los pobres.
Cuando regreso a la oficina veo una escena desagradable, no se están besando ni nada por el estilo pero Catalina está de zorra insinuando sus plásticos, literalmente faltan 0 centímetros para que ella esté encima de él.
Me tranquiliza el saber que Rohan solo tiene la vista en los papeles de sus manos y no en los plásticos, pero una escena es justa y necesaria.
─Espero que hayas disfrutado presumir tus plásticos nuevos y tu las vistas tan falsas que te dio. ─recojo mis cosas como si nada hubiera pasado.
No sé en qué momento se fue Catalina, pero justo ahora tengo a Rohan detrás mío tratando de ponerme una mano encima pero está pendejo si cree que lo dejaré.
─No te pongas celosa, no paso nada y no pasara nada, me case contigo por algo.
─Ese “algo” se llaman hijos y estos hijos si no mal recuerdo son parte de tu plan, no tengo idea de cual sea tu plan, pero yo supongo que es para no quedarte sin dinero.
─Eso no es verdad.
─Mejor cállate, o acaso se te olvido que encontré un papel donde decía eso y yo tenía que firmarlo.
─Pero nunca te lo di para que lo firmaras.
─Por favor Tamara, ¿Cuántas veces tendremos que pelear este día?
─Las veces que te comportes como un idiota.
─Pero yo no he hecho nada.
─Exacto, no has hecho nada, ya que ella no sabía que estabas casado.
─Todo el mundo lo sabe, está en cada revista y periódico.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Prisionera De Un Magnate