Estando en mi habitación leyendo tocan la puerta y me pongo nerviosa por una parte no quiero que sea el pero por otra sí, estoy confundida.
-Danira abre la puerta, sé que estás ahí- oh dios era él, corro hacia el baño para que no me escuche lo alterada que estoy, que es lo que me pasa por que estoy tan nerviosa.
-abre la puerta o la tiro abajo, te cuento tres... uno-oh no que hago y si la tira abajo, creo que lo mejor será que abra.
-dos.... ¡Abre ya! - me dijo gritando y la abrí antes de que la tirara.
- ¿Por qué no abrías? -se acercó hasta mí.
-estaba...en el baño- el alza una ceja y yo reprimo una risa.
-bueno tenemos que hablar- mi corazón vuelve a latir deprisa y un escalofrío recorre mi espalda.
-¿De qué quieres... hablar?, también quiero hablar contigo de tu hermana- le digo yéndome hacia la cama para sentarme.
-te voy a explicar todo ¿Vale?, pero no me interrumpas- me dice siguiéndome y sentándose en uno de los sillones que hay cerca de la cama.
-primero tengo que decirte que nosotros no somos normales, eso ha sonado muy mal, como decirte sin asustarte...-lo interrumpí.
-dime lo que sea pero dilo ya- él se pasa la mano por el cabello.
- los que vivimos aquí excepto Mery que es humana somos vampiros- me dice y yo me levanto de un salto.
-¿esto es una broma verdad?, ¿Dónde están las cámaras?- me levanto y me pongo a buscar por la habitación como loca.
-no hay cámaras Danira, siéntate- me dice muy serio y sé que no está bromeando.
-ahora entiendo porque tu hermana me atacó quería matarme ¿verdad?- el baja la cabeza.
-no es eso solo que... le cuesta controlarse, pero está aprendiendo- vuelve a subir la cabeza.
-¿Qué opinas de lo que te acabo de decir?- me pregunta.
-pues... la verdad me asusta un poco pero por otro lado es como si fuera una cosa natural, no sé porque pero no te tengo miedo y a lo mejor debería tenerlo- le digo agarrando mi colgante.
- no quiero que me tengas miedo no voy a hacerte daño, nadie va a hacerte daño- me sonríe y le devuelvo la sonrisa.
-también tengo que preguntarte si sabes porque te traje aquí-
- la verdad no al final no me lo explicaste solo me dijiste que te pertenecía desde que nací- el asiente.
- correcto, ahora llega el momento de explicártelo- me dice y me empiezan a sudar las manos.
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