Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 304

Linda parecía sorprendida también.

La miró de arriba abajo, su mirada pasando de la sorpresa a la resignación, y finalmente a un desdén apenas velado.

—El mundo es realmente pequeño, ¿eh? Resulta que la diseñadora más experimentada del Triángulo Norte eres tú. Unos meses sin verte y ya estás en la cima, incluso como diseñadora jefe.—

Evrie asintió con la cabeza—Sí, es bastante curioso. Unos meses sin vernos y tú ya has salido de la cárcel.—

La expresión de Linda de repente se tornó sombría.

El haber estado en prisión era una mancha en su vida.

Nadie debía mencionarlo.

Evrie, esa pequeña perra, sabía exactamente dónde golpear.

—Evi, ¿ustedes dos se conocen?— Valerio intervino, movido por la curiosidad.

Linda resopló—No solo nos conocemos, sino que tenemos una historia interesante.—

Evrie no le siguió el juego, respondiendo con indiferencia—Sí, tenemos una historia. Linda señorita, tu habilidad para apuñalar por la espalda y empujar gente debajo del autobús es mucho más impresionante que tu habilidad para construir casas.—

Linda—Tú…—

Evrie extendió la mano directamente hacia ella—Dame los datos topográficos.—

Linda tragó su frustración. No podía ganar en una discusión con Evrie.

Además, ahora Evrie tenía un rango más alto que ella, no podía enfrentarse a ella.

A regañadientes sacó un montón de documentos de su bolsa y se los entregó a Evrie.

—Si la diseñadora Evrie no tiene más asuntos, voy a seguir con lo mío. Después de todo, no todos tenemos la suerte de ser tan bienvenidos y estar en una posición elevada como tú, dando órdenes desde arriba.—

Evrie—...—

¿Ella tenía asuntos pendientes?

Linda se marchó con un movimiento exagerado de caderas, y Valerio, que había estado observando todo el asunto con interés de chismoso, se acercó a Evrie.

—¿Qué historia tienes con ella? Parece que no se llevan bien, ¿se pelearon en el Triángulo Norte?—

Evrie lo miró—Deja de ser entrometido, no es nada bueno.—

Valerio le dio un golpecito amistoso en el hombro.

—Si no te gusta, puedo despedirla, ¿qué te parece?—

Evrie preguntó instintivamente—¿No habías firmado ya el contrato? ¿No habría que pagar una indemnización si la despidieras?—

—¿Qué es un poco de dinero? No es que me falte.—

—...—Evrie suspiró, —Déjalo estar, ella tiene habilidades profesionales decentes, primero terminemos este proyecto.—

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