Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 313

Durante los siguientes quince días, Evrie estuvo en el sitio del proyecto.

Trabajaba con seriedad durante el día, por las noches regresaba a comer y dormir, y de paso alimentaba al gato de Farel.

No sabía en qué estaba ocupado Joan, durante medio mes le había indicado que no podría venir a alimentar al gato, pidiéndole a Evrie que lo hiciera por él.

Evrie...—

Tenía cierta curiosidad por saber cómo estaba Farel.

Pero él no estaba en Alnorter, parecía muy ocupado y se comunicaban con poca frecuencia.

Evrie no se atrevía a molestarlo.

La obra ya estaba casi a la mitad.

Como era sólo un pabellón de experiencia, la construcción avanzaba mucho más rápido que la de un edificio.

Se acercaba la Navidad y todas las casas estaban llenas de ambiente navideño.

En dos días sería Nochebuena y pronto empezarían las vacaciones.

Durante ese tiempo, Pablo la había llamado varias veces, queriendo que volviera a casa para Navidad.

—Evi, tu hermano ha salido de la cárcel, y tu cuñada está a punto de dar a luz. Este año la familia tendrá un nuevo miembro, sería bueno que volvieras para estar juntos. —

Evrie, envuelta en su grueso abrigo, pasó su tarjeta y entró al ascensor.

—Estoy muy ocupada, no puedo volver. —

—Por muy ocupada que estés, tienes que celebrar las fiestas con tu familia. Si no vienes, ellos no querrán hablarme, papá se siente muy solo, solo te tiene a ti, ¿puedes volver? —

—Lo siento, no puedo volver. —

Evrie colgó el teléfono fríamente, sin darle a su padre la oportunidad de responderle.

Era una espina clavada en su corazón por más de una década,.

Odiaba a Pablo incluso más que a Marcela.

No podía soportar verlo morir, pero tampoco podía actuar como si nada hubiera pasado y tratarlo normalmente.

Ding—

Se abrieron las puertas del ascensor.

Evrie salió, llevando dos grandes cajas de regalo.

Eran los obsequios de la empresa por el fin de año, incluso habían preparado dos juegos de pegatinas y cintas de colores.

Evrie llegó a su habitación, abrió las pegatinas y cintas de colores, sacó la cinta adhesiva y se preparó para colocarlas alrededor de la puerta.

Este año planeaba pasar la navidad sola en Alnorter.

De cualquier manera, finalmente tenía un lugar propio para vivir.

Aunque era alquilado, era suficiente para llamarlo hogar.

Con la cinta adhesiva en la boca, subida en un taburete, sostenía un adorno en una mano mientras medía la posición en el marco de la puerta con la otra.

Colocó ambos lados, solo quedaba la parte superior horizontal, que le costaba alcanzar.

En un descuido, la cinta se torció.

Al instante.

Una mano grande y bien formada se extendió, enderezando la cinta para ella.

Evrie se tensó y miró instintivamente.

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