Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 343

—Entonces necesitaremos la ayuda del robusto Valerio. — Evrie lo animaba entre halagos y bromas.

Valerio se agachó renuentemente. —Está bien, por ti Evi, te llevaré a cuestas, pero recuerda lo que me debes, ¿eh? Las deudas se pagan. —

Tomeo no podía mover las piernas y apenas logró susurrar. —Gracias. —

Valerio rodó los ojos y lo cargó en su espalda. El tiempo en el calabozo de agua le había debilitado, pero no importaba, él era fuerte.

Evrie los guio por un sendero interno.

Aunque la puerta principal estaba cerrada, como base de escape de cuartos cerrados, había docenas de pasajes, lo que les facilitó la huida.

Era un camino que ni Leandro conocía.

Evrie lo había diseñado meticulosamente, podía recorrerlo incluso con los ojos cerrados.

—¡Crash! —

La cadena de la puerta principal se rompió, y Leandro regresó apresurado con su computadora.

De inmediato vio al grupo que intentaba escapar.

Entrecerró los ojos, un frío destello cruzó su mirada. —Evrie, ¿otra vez intentando huir? —

Evrie se plantó frente a Valerio, sin miedo alguno, y lo miró a los ojos.

—¿Quién no aprovecharía la oportunidad de escapar? No soy tonta. —

En Alnorter todavía se sentía segura.

Pero en el extranjero, en minutos se convertía en carne de cañón.

Leandro se rio con sarcasmo, acercándose poco a poco. —No olvides que esta obra está hecha a imagen de mi Parque LR, conozco cada pasaje y cada marco de aquí, ¿crees realmente que podrás escapar? —

Evrie sonrió enigmáticamente. —Te equivocas, este calabozo de agua no es una réplica exacta de tu Parque LR. Hagamos una apuesta, a ver si puedo escapar más rápido de lo que tú puedes perseguirme. —

Apenas terminó de hablar.

—Clic— Se oyó un golpe seco.

Una puerta oculta en la pared se abrió y Evrie y Valerio desaparecieron rápidamente, seguidos por un tambaleante Félix.

La puerta se cerró con llave rápidamente.

Todo fue eficaz y directo, sin perder tiempo.

Leandro se tensó, parecía haberse dado cuenta de algo.

¡Evrie lo había engañado!

Leandro se enfureció, estaba a punto de seguirlos cuando uno de los hombres de negro le detuvo.

—Jefe, están a punto de entrar, ¡si no corremos, será demasiado tarde! —

Leandro se detuvo en seco.

Los pasajes subterráneos eran un laberinto, y no sabía cuántos trucos habría preparado Evrie allí. Si se quedaba atrapado, solo le quedaría esperar la muerte.

Leandro frunció el ceño con una expresión sombría. —¡Retirémonos!—

Mientras tanto.

Evrie lideraba a Valerio y los demás a través de los pasadizos subterráneos.

Giraron a la izquierda, a la derecha, en un enredo tan complejo como un laberinto.

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