Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 372

Evrie se despidió de Victoria antes de prepararse para irse.

Cuando salía, Victoria la detuvo en el pasillo.

—¿Viste? Esa es la diferencia. —Victoria aprovechó para educarla—. La comida que has compartido hoy aquí con ellas es lo que debes reflexionar. Es la diferencia entre entornos, entre una comida gourmet y un alimento básico.

—Es la diferencia entre Farel y tú.—

Evrie guardó silencio.

Sabía muy bien que Victoria estaba intentando hacerla enfrentarse a la realidad.

No importaba cuánto la defendiera Farel, la brecha entre las clases familiares era inevitable.

Eso es lo que se llama igualdad social.

—Gracias, ya entiendo.—

Evrie asintió en señal de despedida y se giró hacia el departamento de proyectos.

No subió al carro de Victoria, y ciertamente Victoria no tenía intención de llevarla.

Lo único que las unía era Farel, por lo demás, deberían ser completas desconocidas.

Evrie pasó la tarde en el departamento de proyectos, trabajando mucho y avanzando en el proyecto.

Al terminar el día, Farel la llamó.

Un asunto urgente había surgido, y le pidió a Evrie tomar un taxi a casa.

Ella respondió con un —ok—, y aunque normalmente hubiera tomado el metro, esta vez decidió pedir un auto por la aplicación.

Después de cenar, se sentó a estudiar y dibujar en su escritorio, buscando mejorar sus habilidades profesionales.

Luego, tomó la tableta de Farel y buscó tutoriales de reglas de etiqueta.

Después de ver todos los videos educativos y tutoriales, Evrie pensó un momento y también buscó presentaciones de marcas de lujo y tutoriales de comportamiento.

Tal vez no eran necesarios para su yo del pasado, pero podrían serlo para su futuro.

……

Farel regresó tarde.

Se escuchó el sonido del cerrojo de la puerta principal —beep beep— resonó y Evrie cerró la página web y apagó la tableta.

—Click.—

La puerta del dormitorio se abrió y Farel entró con su figura alta y esbelta.

Había dejado su abrigo en el salón, llevaba solo una camisa blanca perfecta y pantalones de traje negros. Sus cabellos estaban peinados hacia atrás, mostrando un rostro de rasgos nítidos.

Muy pulcro, muy austero.

Pero no podía ocultar el cansancio.

Evrie apagó la lámpara del escritorio y lo miró —ya volviste.—

Farel se acercó, acarició con condescendencia su cabello largo y habló con un tono suave y tranquilo.

—Sí.—

—¿Cenaste? Preparé algo de comida y te guardé una porción, ¿quieres que te la caliente?— preguntó Evrie.

—Ya comí, no te preocupes.—

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