(pedofilia)
NARRA GAIA LAUREN:
Tal vez esto sea muy precipitado, y no lo niego, incluso puedes pensar que es una locura, pero para suerte sincera, tú eres mi locura. Llevo tan solo 2 semanas viviendo en tu casa, por causas... Que no quiero recordar, pero verdaderamente, cada minuto que pasa, te necesito aún más. Necesito abrazarte Byron, te necesito.
-Gaia~
Al acabar de escribir y leer cien mil veces la carta, por un posible error, lo guardo en un sobre y rápidamente lo pongo encima del escritorio de Byron.
Nerviosa, bajo las escaleras y me cojo unas uvas que había en la nevera y me siento a ver el partido del Real Madrid contra el Atlético de Madrid.
—Buah... El Real Madrid lo tiene muy crudo. —Me como una uva. —Pero sé que podrá con ellos.
Tras estar un buen rato, llegó el descanso de la primera parte, con una ventaja del Atlético de Madrid 2-0.
Cansada por no haber podido dormir en toda la noche, veo el reloj, que marcaba las 13:05 de la tarde.
—Todavía faltan dos horas para que Byron llegue. —Suspiro. —¿Qué puedo hacer ahora? —cojo una almohada y me la estrujo en el estómago. —¡Ya sé!
Emocionada, me subo a mi habitación con varios objetos de limpieza y con la música a todo trapo, empiezo a colocar mi habitación y el despacho de Byron, que estaba muy descolocado con muchos papeles.
Ya coloqué mi habitación y con curiosidad, empecé con el cuarto del peli-largo, cuando una gran carpeta cae en mi pie.
Byron tenía el pelo largo y color crema que le quedaba genial con sus ojos color caramelo.
—¡Me cago en...! —Me quejo. —¿Qué es esto? —Con cautela abro la carpeta, Encontrándome con muchas, pero muchísimas fotos suyas y mías.
Divertido, me senté en su silla y empecé a ver sus fotos de niño, hasta ahora.
Cuando faltaban unas pocas hojas para acabar de ver el álbum, de repente, empezó a haber fotos mías de niño, cuando tuve la graduación de infantil, mis excursiones, la graduación de primaria, cuando me bañaba en la piscina, incluso cuando estaba dormido.
Iba a terminar de observar la última hoja, cuando escucho unos pasos delante mía. Despacio, alzo mi vista hacia la puerta, encontrándole a él. Aquel chico que me deja sin aliento cada vez que le miro.
—Gaia, ¿se puede saber que haces? —Dijo en tono cabreado. —No debes observar las cosas de los demás. —Se acerca a mí.
—Te lo suplico, no te acerques. Ahora mismo no. —Dije muy bajito, ya que la voz no me salía. —A-lejaté d-de mi. —Continúe, con la voz entrecortada, mis labios estaban tiritando.
Él, muy serio, me estaba mirando fijamente, y como le dije, no se acercó a mí ni un milímetro más. Respirando ondo, le miro directo a los ojos y empiezo a hablar.
—¿Por qué tienes estas fotos de mi? E-es tan vergonzoso. —Miré la última hoja, viendo como tenía alguna imagen mía, desnuda.
—Yo... Gaia, te lo puedo explicar...
—¡Cállate Byron! —Algunas lágrimas se escaparon de mis ojos y sentía como mis mejillas ardían. —¿Por q-qué me haces esto?
Estaba muy dolida, no por el hecho de que tuviera fotos mías, sino que me espiara hasta tal manera de hacerme fotos desnuda. Era muy vergonzoso. Tengo intimidad, y con mis 16 años de vida, aunque me guste Byron necesito privacidad.
Apartando mi mirada de la suya, me levanto de la silla y voy a su dirección, con la cabeza agachada. Cuando estaba a su lado, me paro y aprieto los puños.
—Tienes razón, no debería ver los asuntos de los demás, pero para que lo sepas, esos asuntos también son míos, idiota. —Tras eso me voy.
No sé como no pudo cojerme y darme una torta bien grande en la cara, como me merecía. Le hablé como si fuera la peor persona del mundo y tampoco entiendo por que me puse así, tal vez sea porque le amo tanto, que me duela que me espíe.
Sinceramente no se en que pensé en ese momento, pero esta situación me ha destrozado por dentro.
—Maldito idiota... —sollozo, mientras aprieto mi cara en la almohada de mi cama.
NARRA BYRON LOVE:
Si, definitivamente soy un idiota de remate. ¿A quién se le ocurre tener estas fotos de un menor, y además de una mujer?
Enfadado, me siento en mi escritorio y le doy un puñetazo a la mesa.
—Gaia, te amo tanto que me duele estar junto a ti, es tan doloroso ver como sonríes y no es conmigo, es tan doloroso haberte visto llorar hace un momento, que mi cuerpo está paralizado... —Digo mientras veo una foto de Gaia, en el primer día que estuvo aquí.
Culpable, tiro ese álbum a la papelera que tengo al lado mío y empiezo a ver mi escritorio, cuando veo una carta azul.
Cuidadoso, la abro y empiezo a leer el contenido, haciendo que mi boca se abriera levemente.
—No me lo puedo creer...
Agitado, me levanto de la silla y voy corriendo al cuarto de Gaia. Abro la puerta y le veo llorando.
—¡Gaia, maldita sea, no llores! —Paso mis manos por el pelo. —Idiota... ¡yo también te amo!
Al decir eso, él levantó su cabeza de su almohada y me miró sorprendido. Al ver aquella cara, que tanto me gustaba, no pude evitar ir corriendo a su cama y abrazarla como nunca lo había hecho.
—Byron... Te necesito tanto... —Agarra mi camiseta y posa su cabeza en mi pecho, sintiendo un calor pasar por mi espina dorsal.
—Yo también...
NARRA GAIA LAUREN:
Byron apartó mi cabeza de él y con una sonrisa me miró y sin previo aviso, me besó apasionadamente. Yo, sin dudarlo ni un momento, le correspondí el beso y él, con cuidado, me tiró a la cama.
Yo tocaba su espalda y el pelo, mientras que el mi estómago y pecho.
Después de un rato con besos pausados por el aire, él baja por el cuello, dejando cortos besos por mi zona tan sensible.
—Byron... To-todavía no estoy pre-preparada. —Decía mientras soltaba pequeños suspiros, ya que me estaba chupando un pezón.
—No te preocupes, no haré nada que no quieras. Dime donde quieres que pare. —Sonríe de lado.
Colorada asiento y vergonzosa por lo que estaba pasando, me enderezo de la cama y me pongo encima de Byron.
Hice lo mismo que él me hizo, pero... Intenté hacerlo más ferozmente, para un chico feroz como él.
Tras un buen rato, solo tuvimos roces entre entrepierna con ropa, ya que para ser franca, tenía mucha cereza de que...¿No le gustará mi parte íntima? Argh, no lo sé.
Solo sabía que estaba nerviosa.
"¿Qué pasa si no le gusta lo que hay debajo? Y si... Para él es feo! ¿Cómo piensan los mayores?"
Pensaba una y otra vez lo anterior mencionado, mientras estaba al lado de Byron.
—Te necesito Byron, pero... ¿Cómo piensan los mayores? —Le dije mientras le miraba.
NARRA GAIA LAUREL:
Ha pasado una semana desde que pasó todo aquello con Byron. Desde entonces... todo ha sido muy diferente, tanto que ni siquiera se quien es en realidad.
ーOye Byron ¡mira! ーLe digo, pero como era de esperar, me miró y tras un suspiro se fue a trabajar de nuevo.
Me quedé mirando la puerta, con un escrito que hice para lengua entre mis manos.
ーOtra vez hablando con la pared. ーHablo resignado, dirigiéndome a mi habitación.
Byron sonrió y seguidamente me abrazó.
Tras esto nos dimos unos cuantos besos, caricias y demás, suficiente para saber que nunca se separará de mi.
ーRecuerda Bai, siempre te amaré.
Asentí y le di un beso más. Un beso apasionado, mordiendo sus labios y humedeciendolos con mi saliva.
Me puse encima de él, y le quité la camisa para después dejar cortos besos por sus pectorales, y alguna que otra legüetada en su pecho. Seguí bajando, y quería demostrar que no era ya cría, que era mucho mejor que aquella chica del coche. Quería demostrarle que era capaz.
Entonces le aparté el pantalón, viendo su miembro erecto, y mirándolo sorprendida, me lo metí en la boca y empecé a jugar con él.
—Oh si, Gaia... —dijo en un susurro y me empujó más hacia él, haciendo que suelte alguna que otra arcada.
Su pene era muy grande y me llegaba hasta el final de la garganta. Se sentía bien ser penetrada por su polla.
Estuve haciéndole una mamada más tiempo, hasta que dijo que se iba a correr, así que me dijo que me apartase, lo que obedecí y el empezó a tocarse solo. Yo estaba asombrada. Nunca había visto un pene, y el que veía ahora era la cosa más maravillosa del mundo.
Y cuando me quise dar cuenta se corrió en mi cara.
—Mgh... —dijo para soltar su líquido sobre mí, cayendo por mi cara y mis pechos que estaban al descubierto.
No sabía cuándo había pasado, pero no tenía la camisa puesta. Cuando se corrió en mi cara, no pude evitar cerrar los ojos sintiendo aquel líquido caliente en mí.
—Eres preciosa. ¿Puedo hacerte una foto así? —tímida asentí y el cogió su teléfono para hacerme una foto con su corrida en mi cara.
Después la guardó en privado, y me dijo que me fuera al baño a lavarme. Después de eso aproveché a darme una ducha, no estaba preparada para hacer algo más, así que de momento estaba satisfecha satisfacciendo a Byron.
Salí de la ducha, encontrándome a Byron sentado en la taza del váter.
—Qu-qué... —dije apresurada tapándome lo más rápido posible mi cuerpo desnudo.
Él no dijo nada, solo me besó y me obligó a quitarme la toalla que estaba enredada en mi cuerpo. Y así hice.
Me sentía expuesta, pero sus caricias me hacían sentir caliente.
—No estoy preparada...
—No te penetrare, solo haré esto...
Y cuando quise darme cuenta, metió un dedo en mi zona íntima, que estaba húmeda. Y empezó a moverse lentamente, haciendo que me extasiara.
Necesitaba más.
Y como si me hubiera escuchado, metió otro dedo más, y empezó a moverse dentro de mí, en círculos y metiendo y sacando los dedos.
—¡Aaah! —sentí una sensación por toda mi espina dorsal, recorriendo todo mi cuerpo, hasta llegar a la punta de mis pies.
Me había corrido.
Seguidamente, sacó sus dedos sintiendo un vacío ahí dentro para que después, él los metiera en su boca sensualmente.
—Sabes deliciosa... —me Susurró.
Después de eso, me vestí ante la atenta mirada de Byron y salimos los dos del baño. Para después irnos a dormir los dos juntos.
Unidos.
Fin

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Relatos eróticos