Romance en Los Ángeles romance Capítulo 40

La vida de repaso era monótona y aburrida, pero Mia se había acostumbrado sorprendentemente bien. Otro día de estudio había terminado y, al llegar a casa, se frotó los hombros, planeando descansar temprano. No esperaba recibir una llamada de Juliet Heinrich. La profesora le preguntó primero cómo iba su repaso. Mia le informó brevemente sobre su progreso. Juliet no preguntó más, parecía confiar plenamente en ella.

Mia no pudo evitar sonreír, y luego escuchó decir al otro lado de la línea: "Mañana por la mañana, ven a mi casa."

Dicho eso, colgó rápidamente el teléfono, como si temiera que Mia rechazara la invitación si esperaba un segundo más.

Al día siguiente, Mia se levantó temprano, pasó media hora preparando el desayuno y, por supuesto, no olvidó preparar una porción extra para su vecino August. La noche anterior, hasta que se fue a dormir, no había escuchado ningún ruido de la puerta de al lado, supuso que él debía haberse quedado toda la noche en el laboratorio nuevamente. Al abrir la puerta, efectivamente se encontró con él, que acababa de regresar. Habían pasado dos semanas desde aquella noche lluviosa, y se podía notar que el hombre, siempre pulcro y meticuloso, llevaba las mangas arrugadas y un visible cansancio entre las cejas. Mia recordó la conversación que había escuchado la última vez y supuso que había tenido algunos pequeños problemas en el laboratorio.

Sin preguntar mucho, simplemente levantó el termo que llevaba en la mano diciendo:

"Hice arroz con leche anoche, lo cociné a fuego lento hasta esta mañana. Para alguien que ha estado despierto toda la noche, el estómago no suele estar muy bien, así que beber un poco de arroz con leche es perfecto para calentarlo."

August no había sentido incomodidad alguna al quedarse despierto durante varios días antes, pero esos últimos días, probablemente debido a una dieta irregular, sentía un ligero dolor en el estómago, por lo que el caldo que ella le estaba dando era justo lo que necesitaba.

"Gracias." Le dijo.

"Esa noche me llevaste a casa, la que debería darte las gracias soy yo." Ella sonrió ligeramente.

August alzó una ceja: "Somos vecinos, solo estaba en el camino."

Luego preguntó: "¿Vas a salir?"

Mia asintió: "La profesora me pidió que pasara por su casa, probablemente tenga algo para mí."

Miró su reloj, ya era hora de irse.

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