Capítulo 111 También saldría lastimada
Comparado con la ansiedad de Alejandro, Victoria parecía mucho más tranquila.
-Vamos, no demoremos el chequeo de la abuela.
Sin nadie extraño alrededor, no fingió, por lo que sonaba y se veía muy diferente. Después de hablar, se dio cuenta de que él no se movía y frunció el ceño levemente. No había querido separarse de él tan pronto, pero lo que dijo había sido muy fastidioso, así que no pudo evitarlo. Los resultados del chequeo de Griselda no eran para nada concretos y Victoria había sido demasiado apresurada. Tras pensarlo, suspiró profundo y estaba por darse vuelta para hablar con él cuando de repente aceleró el auto a gran velocidad.
Quedó muy sorprendida y se giró para mirarlo, para ver que conducía con una expresión muy sombria mientras emitia una furia intensa. Por algún motivo, tuvo ganas de llorar, ya que sintió una gran tristeza. -¿Qué está haciendo? No hice nada malo, entonces ¿por qué tengo que soportar esto? ¿Cómo es que su relación con Claudia es de mi incumbencia? El fue quien sugirió el matrimonio y después el divorcio e incluso me pidió que abortara al bebé. Ha sido quien ha controlado todo, entonces ¿por qué está enojado conmigo?».
Se le pusieron los ojos llorosos y se giró para mirar por la ventanilla antes de que le cayeran las lágrimas. Se inclinó hacia atrás y levantó levemente la cabeza para que las lágrimas se acumularan y no cayeran. No importa, déjalo ser. Es probable que ya ni siquiera podamos ser amigos. ¿Qué otra opción hay? No debería haberme enamorado de él». El auto iba a toda velocidad antes de que Alejandro se calmara lo suficiente como para conducir a una velocidad normal. Cuando llegaron al hospital y se bajaron del auto, vio que la mujer tenía los ojos enrojecidos como si hubiera estado llorando. Su mal humor desapareció de inmediato al verla. Cuando Victoria estaba por entrar al hospital, la tomó de la muñeca.
-¿Llorabas?
Ella ni siquiera giró la cabeza.
-No.
El hombre frunció el ceño. La voz sonaba normal y no parecía sospechosa, pero tenía los ojos muy enrojecidos. ¿Por qué lloraba? ¿Es porque conduje demasiado rápido?». Tras considerarlo, sintió que la mujer intentaba quitarle la mano. Perdió la concentración por un momento antes de sujetarle la muñeca con más fuerza. Tras acordarse de lo que su madre le había dicho, frunció los labios.
-Fue mi culpa.
Victoria, quien ya se había tranquilizado, sintió ganas de volver a llorar y no pudo evitarlo.
No necesitas disculparte. Vamos.
Trató de apartar la mano, pero él continuó sujetándola con fuerza, no la soltaba sin importar cuánto se esforzara. Alejandro no estaba seguro si estaba equivocado, pero podia sentir la tristeza
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que irradiaba de ella. Las emociones que lo habían atormentado lo abrumaron y quiso hablar.
-Aqui están señor y señora Calire.
Dos enfermeras conocidas salieron del centro de rehabilitación en ese momento y los saludaron por voluntad propia. Alejandro frunció el ceño, ya que no se esperaba que unas desconocidas los interrumpieran. Mientras tanto, Victoria aprovechó la oportunidad para apartarlo y camino para hablar con las dos enfermeras, quienes centraron la atención en ella y no se dieron cuenta de que él estaba enojado.
Después de escuchar lo que tenía para decir, María no parecía preocupada.

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