Capítulo 76 ¿Cree que estoy aquí por diversión?
—¿Por qué deberiamos trasladarnos a otro lugar, señorita? Todos somos amigos del señor Burgos, chay algo que no debamos presenciar? No se preocupe, aunque sea un asunto privado, cerraremos los ojos -habló en voz alta un hombre malhumorado en la sala en medio del
silencio.
Luego de que Victoria oyó eso, frunció el ceño y observó al hombre pervertido con una mirada irada feroz. Después de estar tanto tiempo con Alejandro, Victoria estaba empezando a asimilar su aura. Por eso, con solo una mirada de ella, el hombre que había hablado se asustó al instante y se retiró ligeramente. Cuando Victoria apartó la mirada, él por fin se dio cuenta de lo que ocurría. -Maldita sea, ¿qué me sucede? ¿Cómo puedo tener miedo de una jovencita? ¿Estoy poseido?,
penso.
-Señorita Selva, quizás no sea conveniente que cambiemos de lugar. Si no soporta el olor, podemos dejar la puerta abierta para regular el flujo de aire. ¿Qué le parece? -Mientras César hablaba, sonreia como si quisiera devorarla.
Un hombre que estaba al lado de él se apresuró a gritar órdenes:
-¿Oyeron eso? ¡Apaguen los cigarrillos y dejen de fumar! ¿Y si la señorita Selva se ahoga? Está aqui para discutir una colaboración. Si hay pérdidas, no podrán compensarlo.
Sonaba sarcastico, lo que a Victoria le resultaba molesto. Si no estuviera guiando a Jazmin, se habría dado vuelta y se habria marchado. Pensó un rato y decidió pasar con su asistente solo cuando el olor se habia disipado. Esta había estado siguiendo a Victoria al principio, pero al pensarlo un poco, se dio cuenta de que tendria que encargarse de la mayoría de los asuntos ella misma después de que Victoria se fuera, así que dio unos pasos hacia delante y se puso al lado de
ella.
La sala estaba alborotada y abarrotada de gente. Victoria eligió un lugar relativamente limpio y se sentó. Jazmín tomó asiento a su lado y pasó por alto todas las tonterías, luego sacó un documento y le dijo a César:
-Señor Burgos, este es el contrato que hemos redactado. Puede echarle un vistazo…
Antes de que pudiera terminar de hablar, el amigo de César tomó dos copas para las mujeres y las sirvió de inmediato. El señor Burgos estaba recostado en el sofá mientras cruzaba las piernas.
-Hola, preciosa. No tienes que precipitarte. Estamos aqui para divertirnos, asi que no deberías empezar a hablar de negocios. ¡Qué aburrido seria! Tomate una copa y conversa con nosotros – dijo, en tanto las miraba y esbozaba apenas una sonrisa.
Jazmin retiró al instante el contrato, sin saber qué hacer por un momento. Entre tanto, Victoria no se movia y permanecia sentada en silencio. Su piel clara y sus bellos rasgos parecían aún más seductores bajo las luces. César la examinó, luego se crujio los dedos mientras su mirada se ensombrecia. Ella llevaba el atuendo más sencillo, pero se la veía tan sensual y, junto con el cuello esbelto, parecia una mujer poderosa estando sentada alli. César tragó saliva, sintiéndose un poco tentado. Si no fuera porque Alejandro se entrometia en sus asuntos, esa mujer ya habría sido suya
en ese momento.
-Vamos, bellas asistentes, no se queden ahi sentadas. ¡Beban!
Jazmin era una persona timida, así que cuando dijeron eso, se movió para tomar la
copa. Sin embargo, después de ver que Victoria se mostraba impasible y no se moviera, cambió de opinión. Recordó que ella le habia dicho que no alimentara la codicia de esa gente.
-¿Qué sucede? -Al notar que no se movia, César soltó a la mujer que tenia en brazos y se inclinó más cerca de Victoria-. Señorita Selva, ino está dispuesta a consentirme ni una sola vez?
-El tiene razón. Señorita Selva, estamos hablando del señor Burgos. ¿No puede complacerlo bebiendo solo una copa?
-Estamos aqui para divertirnos, de todos modos. ¡Beba!
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