Secreto de mi esposo ciego romance Capítulo 47

La bondadosa Camila no podía permitir que Fran perdiera su trabajo por su culpa. Se estiró y reunió fuerzas para levantarse de la cama. Preparar el desayuno no fue un problema, ya que tenía dos años de experiencia preparando desayunos para la abuela. Sin embargo, las habilidades no eran nada frente a la somnolencia.

Aunque estaba preparando el desayuno de pie, estuvo a punto de dormirse más de un par de veces. Si Fran no se lo hubiera recordado a su lado, podría haberse quedado dormida y hacerse daño. Tras innumerables bostezos, Camila terminó por fin de preparar la comida.

—Esto está muy bueno el hombre probó un poco y la elogió.

No vio que Camila estaba medio despierta y continuó con alegría:

—El desayuno está en tus manos, ya que acostumbras a despertarte temprano. —Su voz estaba llena de admiración—. Camila, eres una esposa maravillosa…

Pero Camila estaba medio dormida sobre sus pies. Si tuviera una cama delante, no dudaría en tumbarse en ella y dormir a sus anchas. Se obligó a mantenerse despierta. Después de dar de comer a Dámaso, volvió a su asiento. Casi se quedó dormida mientras comía.

Llegó a clase aturdida. Por una vez, Camila, que siempre había prestado toda su atención en clase, sintió ganas de dormir cuando empezó la clase.

Estoy agotado. Los demás nunca prestaron atención como yo suelo hacer. Está bien si duermo esta vez, ¿verdad?

Sin embargo, la realidad nunca fue como ella esperaba. La primera clase era de matemáticas avanzadas. El profesor llama a Camila.

—Eres la única que me ha escuchado. ¿Pero ahora haces lo mismo que ellos? Sigue de pie y reflexiona sobre ti misma.

Ella cumplió impotente y se quedó en medio del jaleo hasta que terminó la clase. Estudios políticos era la siguiente clase. De forma poco habitual, el conferenciante llamó a Camila al frente como ayudante. Aunque Camila no fue de mucha ayuda, el profesor no la dejó volver a su asiento.

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar