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Secreto de mi esposo ciego romance Capítulo 59

Luci tardó un rato en buscar algo en su teléfono. Al final, encontró una canción erótica y conectó sus auriculares a los oídos de Camila. El fuerte ritmo vibraba a través de la estridente música. Justo antes de que Camila se dispusiera a mover la cabeza, la cantante empezó a gemir en voz alta. Con un sobresalto, Cami se quitó con rapidez los auriculares.

—¿Qué es esto?

—Es una canción erótica muy famosa —explicó Luci con una sonrisa socarrona—. Si pones esta música esta noche y dejas que Dámaso se desinhiba contigo... te lo vas a pasar en grande.

—Preferiría caerme muerto ahora mismo.

Luci hizo un par de sugerencias más, pero todas fueron rechazadas por Camila. Al final, se dio por vencida y puso los ojos en blanco.

—¡Nada servirá! ¿Por qué no lo drogas, entonces? Si no se puede hacer otra cosa, la estimulación química funciona mejor.

—¿Le hará daño?

—Mientras la dosis esté dentro de los límites, todo irá bien Luci volvió a poner los ojos en blanco.

—¿Y si tiene una sobredosis?

—Entonces te va a doler más.

Su respuesta dejó a Camila sin habla. Aquella noche, Camila llegó a casa bastante tarde, pero Dámaso la esperaba en la mesa como de costumbre. Se acercó a paso lento y se sentó a su lado. Justo cuando iba a darle de comer, él la interrumpió.

—Puedo hacerlo yo mismo. —Con eso, tomó los cubiertos y empezó a comer como una persona normal.

Camila dejó escapar un suspiro.

—Si no tuvieras un paño negro sobre los ojos, habría pensado que no te pasa nada. —Entonces empezó a comerse su ración—. Debe ser difícil ser tan hábil en esto.

«Tiene que utilizar los cubiertos para determinar dónde están los platos y la comida. Debe de ser duro cuando no puedes ver nada».

Capítulo 59 El plan 1

Capítulo 59 El plan 2

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