Secreto de mi esposo ciego romance Capítulo 69

Camila perdió por un momento el equilibrio, pero Dámaso estiró la mano a tiempo para evitar que cayera.

—Ian, ¿estás bien? —Lila, con gran preocupación, ayudó a Ian a ponerse en pie—. ¿Cómo has acabado en el suelo?

Mientras hablaba, sus ojos se alzaron cautelosamente para mirar a Dámaso.

—¿Fuiste tú?

—Tú, ciego sentado en la silla de ruedas, ¡¿qué le has hecho a Ian?!

Antes de que Lila pudiera pronunciar otra palabra, Camila se colocó delante de Dámaso con el ceño fruncido.

—¡Lila, por favor, cuida tus palabras!

Lila resopló con frialdad.

—Entonces, ¿trajiste a este ciego aquí?

—¿Qué vas a hacer al respecto?

Se aseguró de que Ian había encontrado el equilibrio antes de soltarlo, y luego caminó hacia Dámaso con una mueca de desprecio.

—¡No sólo le llamaré ciego de mi*rda, sino que también le echaré justo delante de ti!

Camila apretó los puños.

—¡Te reto!

Lila había albergado sentimientos por Ian desde hacía tiempo.

Los celos afloraron en su interior cuando se dio cuenta de que Ian había ido a dejar a Camila al trabajo en el pasado, lo que le llevó a ponerle las cosas difíciles. Ahora, era evidente que el hombre de la silla de ruedas había agredido a Ian, y Lila, en medio de su ira, lo vio como una oportunidad para brillar.

Una sonrisa triunfal adornó sus labios mientras se acercaba enérgicamente a Dámaso. Pero Camila se interpuso en su camino. A pesar de ser diez centímetros más baja, Camila se levantó con los puños cerrados, las mejillas infladas mientras ladraban:

—¡Lila, debe de haber un malentendido! —Los ojos de Lila se abrieron de par en par. «¡Qué descaro el de esta chica!».

«¡¿Qué tiene de bueno Camila Santana?!».

«¿Quién se creía que era? No era más que una campesina de un pueblo rural».

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