Suspiró y dijo:
—No digas nada cuando vuelvas a casa. Debería terminar de comer y descansar pronto. Necesita tiempo a solas.
Camila estaba aún más confundida.
—¿Por qué?
—Por nada.
Camila se dio cuenta de que Jacobo no quería explicarle el motivo. Sin embargo, Camila no se rendía hasta conseguir la respuesta. Una vez interrogó a un profesor sobre un problema de matemáticas hasta que éste se echó a llorar. Por eso abordó su curiosidad con la misma actitud decidida que con los estudios. Se sentó en el asiento del copiloto y le hizo a Jacobo muchas preguntas del tipo
—¿por qué?
»¿Por qué no quiere cenar?
»¿Por qué no se me permite hablar?
»¿Por qué hoy es especial?
»¿Por qué no quiere comer conmigo en este día tan especial? Ni que tuviera la regla.
Jacobo estaba perplejo.
«¿Por qué tiene tantas preguntas?».
Al final, sólo pudo suspirar impotente.
—Hoy es el cumpleaños de Dámaso…
Camila se quedó por un breve momento atónita.
—¿Es su cumpleaños?
Pensó que Jacobo se había equivocado. Había memorizado la fecha de nacimiento de Dámaso cuando registraron su matrimonio. Luego, consultó el almanaque en casa. Estaba segura de que faltaba más de un mes para su cumpleaños.
—Es su cumpleaños según el calendario gregoriano.
Camila por fin lo entendió. Cuando estaba en el pueblo, sus tíos celebraban su cumpleaños según el calendario lunar. Así que supuso que a Dámaso le ocurría lo mismo.


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