Narrador.
—Fátima quien ha estado contigo es mi hermano, yo soy Karim y él es Kasul, mi gemelo— ella quedó pestañeando sin poder procesar, y cuando al fin pudo asimilar sintió que no podía ser. Cerró los ojos y respiró llena de vergüenza.
—Entonces no fue un sueño— preguntó antes de tapar su boca con ambas manos y Karim, asintió.
—El truco está en los ojos—, no evitó informarle Charlotte, pero Fátima poco comprendió y Karim la observó percibiendo sus emociones.
—Fátima, no te voy a repudiar, ni te expondré como adúltera, tu no tienes culpa alguna. Dejas de pensar en eso ahora mismo, así que no te atrevas a cometer una locura, debo salir, pero Mohamed se encargará de explicarte todo, para que puedas entender—, todos salieron y dejaron a Mohamed para que le hablara y calmara al mismo tiempo. Algo que a la cachorra gama no le simpatizó y cuando Karim olió sus emociones para no complicar más la vida de Mohamed pidió a Rocío.
—Quédate con Mohamed, es medio bruto y si hay algo que no pueda explicar lo haces tú— Rocío se alegró internamente, pero aplastó los labios antes de preguntar.
—Quién va a cuidar de Charlotte— inquirió con preocupación y Charlotte se sintió como una niña pequeña que debe ser atendida por una niñera.
—Yo lo haré, ahora necesito salir a solas con ella. Estás libre hasta que volvamos— ella asintió frenética y corrió a la habitación.
—¿A dónde iremos?, ¿me llevarás en tu lomo?. Habrá dulce en ese lugar, quiero espaguetis, pizza, hamburguesa, helado..., — hablaba sin detenerse y Karim que quería responder, solo cerraba los ojos y la miraba—ah, y no puede faltar el pudin de chocolate, si no hay de chocolate aceptaré el de manzana, lo importante es que sea pudin….
—¡Charlotte!— grito y ella paró de hablar— la comida va a dañar tu cerebro, no te llevaré fuera de la manada, vamos al bosque y no, no te llevaré en mi lomo, si te caes, y te das en la cabeza tu locura no solo será con la comida.
—Me ofendes, no soy yo quien quiere comer así, es que no se me quita el hambre, y sobre; llevarme en tu lomo, puedes hacerlo con una silla para montar.
—¿Me ves la cara de caballo?— inquirió Karim evitando reír.
—Bueno, no, pero si fueras uno serías un poni hermoso— él sonrió— vamos, no te ofendas, eres un lobo, y uno muy grande, la silla no tendría que ser algo que te avergüence, solo es protección para evitar que me caiga.
Ya fuera de la casa, él se agachó y le indicó subirse a su espalda, pero estando en su forma humana.
—¡Aburrido!, sabes las veces que he soñado con subirme a tu lomo y que corras a toda velocidad, pero eres tan monótono, — ella creó un sonido con los labios al final.
—Sabes que conmigo la manipulación no funciona, además no aguantarías que yo transformado corra ni a mi velocidad media, así que deja de insistir, no soy tu cochecito de carrera — ella se aferraba a su cuello y él caminaba, mientras ella se sentía pequeñita en su espalda.
—Zilo es mucho mejor que tú— agregó para fastidiar y el lobo ronroneo dentro del pecho de Karim y él rió.
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