Narrador.
Karim no podía estar tranquilo mientras veía a Efraín chequear a Charlotte, y se movía inquieto haciendo que el doctor no pudiera concentrarse.
—¡Es muy rápido para que tenga a mi hijo! — el miedo volvió a adueñarse de él.
—Si, apenas tiene dos meses, pero no parece que vaya a dar a luz, — le tranquilizó mientras ponía gel sobre el vientre de Charlotte, realizándole su primera ecografía con los ecógrafos que Karim había solicitado para el uso personal de Charlotte y Fátima.
—Alfa, su hijo está bien, es un macho—, a Karim no le tomó por sorpresa, ya Zilo lo había percibido, pero igual la emoción no dejaba de ser la misma
—Su pulso es lento, parece que la madre se debilitó tanto como él.
—Y ella por qué sigue con los ojos cerrados— cuestionó con tono alterado.
—Mi alfa, como sabrá usted; a su humana y la de Kasul son las únicas a la que he atendido y con lo poco que se puedo deducir que el feto está consumiendo mucha energía de su cuerpo, al estar expuesto, ese efecto empezó a ser más rápido, usted lo sabía, desde antes que en algún momento pasaría, indicaré vitaminas y contactaré con una doctora de una manada que sí está acostumbrada a tratar con humanos —, le explicó y Karim asintió.
—Dile que venga hoy mismo de ser necesario— ordenó autoritario y él salió dejándolo solo con Charlotte, que dormía profundamente, sin señales de despertar en ese momento.
Por su parte, Fátima estaba angustiada, sabía que su situación no era distinta, ya le costaba mantenerse de pie y aunque hace un gran esfuerzo para mostrarse fuerte, no puede simplemente fingir que todo está bien.
Kasul también lo notaba, pero creía que era algo normal, ya que cree ciegamente en el elíxir que Moira ha preparado para ella, aunque no vio nada mágico, aun así, no deja de pensar en que todo estará bien.
— Estás muy pensativa, no deberías preocuparte, Charlotte estará bien, esa mujer es la más fuerte que he conocido, si puede con mi hermano que es insoportable, podrá con todo, créeme— habló Kasul en cuanto se acercó a ella, tomándola de la cintura, y una cucharada de su postre lechoso de fruta seca fue a parar a la boca de su lobo cuando volvió a abrir la boca para decirle algo más, pero ella se aprovechó del momento y Kasul que aborrece ese tipo de postre arrugó el rostro.
—Eso es trampa, aprovechaste mi descuido para darme de comer eso, — fingía indignación, cuando en realidad él abrió la boca para que ella pudiera darle de comer y aunque en realidad no es de su agrado, hace un esfuerzo con tal de verla sonreír.
—Te gusta, solo es que no lo sabes si no lo pruebas y dejas de poner esa cara de asco—, ella pegó la pequeña cuchara fría a la nariz del lobo que le ha hecho vivir los momentos más felices de su vida.
—Yo no tengo que probar algo para saber que no es de mi agrado— expresó muy seguro.
—No sabes lo que dices, yo te gusté, luego de haberme probado— manifestó pícara y él se rajó en risas.
—¿Dónde está mi mujer reservada?, desconozco a esta señora— ella echó la cabeza hacia atrás y él besó la parte de adelante de su cuello, — le cuento un secreto, señora diferente— susurró cerca de sus labios.
—Si dime— abrió los ojos mostrándose entusiasmada.
—Me gusta más ahora, solo quisiera verte usando un vestido de esos que tienen escote, pero igual te acepto como eres, me gusta mucho— le dijo mirando su ropa que la cubre por completo, ya que Fátima a diferencia de Nazia no ha cambiado su manera de vestir.
—Yo sé que tú no te enamoraste de mí, que fui un juego e incluso objeto como parte de tu venganza con tu hermano…. — Kasul puso un dedo sobre sus labios interrumpiendo sus palabras.
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