— Veo que tiene frío ¿Quiere un abrazo para calentarla? — me dijo una voz femenina.
Realmente ya me estaba dando frío, pero de que si me salía, me daría más frío.
— Gracias me caería muy bien.
Ella solo vino, se acomodo en mi espalda y me empezó a abrazar, pero a la vez podía sentir la punta de sus pezones rozándome.
— Que rico se siente esto — dije.
— Si tu quisieras, pudiéramos calentarnos de otra manera.
— Asi ¿Cómo?
Ella solo vino se puso delante de mi y comenzó a besarme.
— Si vienes conmigo, puedo decirle a mi marido que nos ayude a calentarnos, pero debes ser sumisa con él, hoy es su cumpleaños y estamos experimentando cosas nuevas ¿Te animas?
Que rico, prácticamente está mujer es la primera vez que le dará permiso a su marido de serle infiel, claro que iré con ellos.
— Solo una condición, nada de anal, ahí nadie me toca.
— Esta bien, ven vamos a un lugar más cómodo.
A penas salí sentí el clima más helado, ella lo anduvo buscando, pero al encontrarlo el ya se había adelantado, estaba con una jovencita, parece que a ella le dió cierto celos de la forma en que la tomaba.
— Si le has permitido venir para intercambiar experiencia, no deberías de ponerte así, más bien vayamos y busquemos a alguien que nos dé verga.
Ella tenía más gana de ir a pelear, que disfrutar.
— Si haces algún show, te sacarán rápidamente de aquí, no te lo sugiero.
— Ven conmigo, fue lo único que dijo.
No sabía a dónde me llevaba la chica, pero en poco tiempo estuvimos afuera del cuarto donde se guarda la ropa, me hizo entrar.
— Buenas noches ¿Ya se retiran?
Ella no la pensó y se tiró sobre él.
— ¿Puedes cogerme? — dijo ella.
— Si usted lo quiere, yo no tengo problema.
Acomodo su verga y lo puso en la entrada de ella.
— Que rico papi, se siente muy bien tener algo diferente dentro de mi.
La acomodo en la mesa, el empezó a cogerla ahi, sabía moverse, no solamente hacia el mete y saca, hacia círculos y golpeaba con fuerza, a ella la tenía en las nubes, yo me empecé a sobar sus pechos y le besaba.
— ¿Te está gustando vengarte de tu marido?
— Hay si, se siente muy rico, papi no te detengas y lléname de tu leche.
La cambio de posición y la puso en cuatro, costó un poco que tomarán nuevamente el ritmo, pero al final lo consiguieron.
— Siento como me partes en dos Papi, sigue así y no pares, que está hembra necesitaba a un hombre de verdad.
La puerta se abre, era el marido de ella, quien se sorprendió al verla ahí con ese hombre, para evitar cualquier escándalo, lo agarre y le empecé a chupar su verga, tenía sabor a vagina y semen, no importa, yo seguí ahí, el tipo no despegaba la vista de su esposa.
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