Entrar Via

Seduciendo a mi Suegro, el Alfa Hunter romance Capítulo 7

GREYSON HUNTER

Frené de golpe para no ser aplastado por las rocas enormes que bajaron rodando la empinada pendiente.

El auto de Owen y el mío quedaron separados.

—¡Owen! —tiré la puerta y caminé bajo la lluvia.

El derrumbe era serio y aún amenazaba con seguir. La carretera bloqueada y era peligroso de transitar.

—¡Papá, estamos bien, pero me preocupa más Ava! —y a mí. Me está matando la preocupación.

—¡Voy a convertirme en lobo y rastrearla, tranquilo, busca la manera de regresar!

—¡No, no, moveremos las rocas y te alcanzamos luego!

Me dijo, pero yo ya no estoy escuchando. Mi ropa cae al suelo. Desnudo bajo la lluvia fría convoco la transformación a mi lobo.

Como una bestia sobre la tierra, mis articulaciones crujen, los poros se dilatan para dejar salir el pelaje negro azabache.

Rujo con la boca alargándose en un poderoso morro, mis ojos cambian, mi columna se remodela.

Kaos toma el control. No es un Alfa común, nosotros no somos normales por ningún lado.

Esta manada oculta más de lo que muestra a simple vista.

Corremos por el bosque, las patas se hunden en el fango, apenas se detiene unos segundos para olfatear en el aire.

Cada vez más adentro de la arboleda salvaje, donde nos lleva el dulce aroma de vainilla mezclado con lluvia y sangre.

“¡Rápido Kaos, está herida, rápido!”

Mi lobo vuela sobre la hierba resbalosa, aúlla una advertencia cargada de violencia para alejar el peligro de Ava.

Llegamos a un sitio remoto, no percibo a nadie en los alrededores, pero veo un agujero oscuro en la tierra.

Mi lobo salta, parado en el borde, y las pupilas se estrechan con la luz del relámpago que nos muestra a la hembra desmayada en las profundidades.

“¡Déjame salir, Kaos!”

Aunque reacio, cambiamos de nuevo y me precipito por la pared que cede bajo mis garras.

Salto a más de un metro del fondo y me abalanzo hacia Ava, sosteniéndola entre mis brazos y protegiéndola de la lluvia.

—Nena, por favor, reacciona… Diosa, que esté bien mi hembra, te lo suplico…

Con un dedo tembloroso compruebo el pulso y late débilmente. Se ve pálida y mi mano bajo su nuca se tiñe de rojo por su sangre.

Voy a alimentarla. El pánico de perderla nos tiene enloquecidos.

Estiro una garra para abrirme el pecho, pero en eso mi oído sensible siente los aullidos de lobos.

Es Owen, y parece que salieron a buscarla también… o siguen atrapados…

La miro fijamente y las gotas de lluvia caen desde mi cabello oscuro hacia su hermoso rostro.

Ideas posesivas pasan por mi mente, el instinto de proteger a mi pareja, de darle de mi vida… no imagino a Ava tomando de la sangre de Owen.

“Hazlo, Greyson, ¡hazlo!…”

Mi lobo pone ideas en mi cabeza y en un arranque, sin pensarlo más, la sostengo contra mi pecho y comienzo a escalar a fuerza bruta.

Salgo al bosque, llenos de lodo y hojas; nadie a nuestro alrededor.

Miro en la dirección donde están mis hombres, pero comienzo a correr con Ava hacia el lago.

La sostengo contra mí mientras cometo una de las grandes locuras de mi vida: robarme a la prometida de mi propio hijo.

*****

Llegué al pequeño embarcadero privado y abordé mi yate, bajando por las escaleras hasta la recámara central donde dejé a Ava.

La miré acostada sobre la cama, temblando, y no podía seguir perdiendo más tiempo.

Regresando al muelle, desaté la soga y subí al puente de mando, encendiendo el motor.

Entonces sigo con más mentiras: llamo a Owen y le digo que la encontré, que está bien, pero la llevo a la clínica en la embarcación.

—¡Gracias a la Diosa! ¡Seguimos atrapados aquí! ¡La dejo en tus manos… espera, animal, que vas a provocar otro derrumbe!

Entre rugidos me cuelga y no sé si suspirar de alivio o arrepentirme por traicionarlo de esta manera.

Ava ha terminado de alimentarse y solo puedo abrazarla y acariciarla, aprovechándome de su inconsciencia y guardando este preciado recuerdo en mi mente.

Diciéndome que no puede repetirse algo como esto, cuando ni yo mismo me lo creo…

*****

Crac

La puerta suena al cerrarla con suavidad.

Mi interior es un caos de tormentas y lujuria reprimida.

“No puedo hacer esto, Greyson, simplemente no puedo renunciar a ella.”

“Pues tendrás que poder.”

Le digo a mi lobo y corto la conexión con él, mientras me meto en la ducha y me paro bajo el chorro de agua helada.

Con las manos en la baldosa y mirando al suelo, perdido en mis pensamientos, en tantas cosas de mi vida.

¿Por qué nunca puedo tener lo que realmente deseo? ¿Es por esa maldición que pesa sobre mi linaje?

Cerrando los ojos y suspirando, bajo la mano hacia mi pene erecto, las venas laten a punto de reventarse.

Lo encierro en un puño apretado, viscoso de tanto presemen, y comienzo a pajearme arriba y abajo, recuperando las ganas, pensando en ella, en su aroma que aún perdura en mi nariz.

Mis caderas empujan hacia el frente y el estremecimiento baja por mi columna.

Siseo bajo, meneándomela rápido, duro, imaginando cómo se siente penetrar su coño, lamerlo, chuparle esas deliciosas tetas, domarla bajo mi cuerpo…

—Ava… mmnn… Ava, tócame más… sshh… así, nena… así, joder…

A un punto de caer por el abismo del placer pecaminoso, el sonido de la puerta abriéndose de golpe me sobresalta.

Giro la cabeza y mis pupilas se estrechan, asombrado de ver a la mujer que inunda mi mente parada en el umbral.

¡No, no, no! ¿Ahora cómo explico que me estaba masturbando mientras fantaseaba con la prometida de mi hijo?

—Ava, esto… no es lo que parece… — “es mucho peor”

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Seduciendo a mi Suegro, el Alfa Hunter