Señor Lafuente, su esposa ha pedido el divorcio hace tiempo romance Capítulo 287

Hugo tenía un compromiso por la tarde y, tras charlar de negocios, se dispuso a marcharse.

Al ver que Hugo la miraba, Rebeca levantó la vista: —¿Qué pasa?

Mañana era San Valentín.

Pero él no lo dijo, negando con la cabeza: —Nada.

La mente de Rebeca estaba ahora mismo en el trabajo, y se olvidó por completo de San Valentín.

No fue hasta el día siguiente, cuando llegó a la oficina y en la empresa la recibieron y le dijeron Feliz San Valentín, que cayó en la cuenta de que era San Valentín.

Rebeca estaba a punto de volver a su despacho cuando se oyó una voz desde el otro lado de la puerta: —¿Quién de ustedes es la señorita Rebeca? Alguien ha encargado flores para usted, por favor, salga y firme por ellas.

Rebeca se dio la vuelta y vio a un repartidor en la puerta con un gran ramo de rosas rojas en la mano.

Las palabras del repartidor y el exageradamente grande ramo de rosas rojas llamaron la atención de todos a su alrededor.

Se rumoreaba que Rebeca y Cristian tenían algo, pero en realidad mucha gente de la empresa sabía que Rebeca estaba casada.

Sin embargo, Rebeca rara vez hablaba de sus asuntos familiares.

Así que desconocían la situación matrimonial de Rebeca.

Al ver que alguien le enviaba flores el día de San Valentín, una compañera le dijo a Rebeca con envidia: —Qué ramo tan grande de rosas rojas, ¿es de tu marido? Qué considerado es.

—¿A que sí? Qué envidia.

“¿Cómo podía Logan enviarle flores?”, pensó Rebeca para sus adentros, pero no dijo nada.

Efectivamente, la tarjeta estaba rellena con sus datos de contacto.

Eso significaba que las flores no habían sido enviadas por error.

Cuando el repartidor se enteró de que era Rebeca, se acercó y le pasó las flores: —¿Podría firmar por ellas?

Incapaz de hacer pasar un mal rato al repartidor, Rebeca tuvo que firmar.

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