Señor Lafuente, su esposa ha pedido el divorcio hace tiempo romance Capítulo 534

Violeta se rio y le guiñó un ojo.

—Cristian acaba de decir que cree que tú estás tan despistada como él lo estaba sobre el interés de Romeo por ti. Ahora él lo ha descubierto. ¿Y tú?

Rebeca se sintió en conflicto.

—Yo también lo he notado.

Pero, sinceramente, cuando el joven le había entregado la bebida antes, no le había dado mucha importancia.

No fue hasta después de que él se la entregara, cuando se fijó en su actitud y hostilidad hacia Ryan, que se dio cuenta de que también podría estar interesado en ella.

Violeta sonrió. Se le ocurrió una idea y no pudo evitar preguntar:

—¿Saben ellos de tu situación?

Rebeca sabía exactamente a qué se refería.

—Probablemente sí. Le conté a Ryan que estaba casada, que tenía un hijo y que planeaba divorciarme. En cuanto a Romeo... Debo haberlo mencionado en el trabajo, así que él también debería saberlo.

Pero a pesar de conocer su situación, seguía sintiendo algo por ella, eso la sorprendió bastante, pues era un hombre sobresaliente y joven, podría tener a muchas chicas guapas si quisiera.

Violeta asintió con aprobación.

—Muy bien. Aunque acabo de conocerlos, de alguna manera siento que les gustas de verdad. Creo que deberías darles una oportunidad.

Rebeca se mordió el labio, bajó la cabeza y no dijo nada.

Violeta comprendió que quizá aún no había superado del todo su relación con Logan. Considerar a otras personas ahora sería irresponsable hacia ellos.

Justo cuando estaba a punto de decir algo, Ryan se acercó con la carne a la parrilla y les repartió las raciones.

—Ya está lista. ¿Quieren probar?

No queriendo rechazar su amabilidad, Rebeca dejó su bebida y aceptó la carne.

—Sí, gracias.

Después de hablar, sopló la carne suavemente delante de él y le dio un pequeño mordisco. Durante todo ese tiempo, Ryan la observó con una leve sonrisa, sin apartar la mirada.

Rebeca se dio cuenta y desvió ligeramente la mirada, sintiéndose un poco incómoda.

No queriendo decepcionarlo, probó la carne con sinceridad a pesar de su incomodidad antes de responder:

—Está deliciosa. En su punto. Gracias.

—Me alegro de que te guste —respondió él, y luego preguntó—: ¿El sal está al punto? ¿No puse demasiada salsa barbacoa?

Rebeca negó con la cabeza.

—En absoluto. Está en su punto.

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