Entrar Via

Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 103

Al día siguiente.

Marcus llegó con la bebé, Evana bajó a verla, la cargó en sus brazos, era tan hermosa, pequeña y dulce, cada movimiento que hacía era delicado, inspiraba ternura.

Sabrina se acercó, subieron a la habitación y la llevaron con el pequeño Andresito.

—¿Y que harán? ¿Se quedarán con ella?

Evana asintió.

—Ahora, ella esta sola en el mundo, la comprendo, fui huérfana cuando era muy niña, así que no quiero que ningún niño sienta la soledad por la falta de una madre, no si yo lo puedo evitar.

Evana puso a la pequeña sobre la cama, observando como su cuerpecito se estiraba.

Sabrina sonrió.

—Eres muy buena, Evana, estoy segura de que ella te lo sabrá agradecer cuando sea grande.

Sabrina cargaba a Andresito que estiró su cuerpo al ver a la pequeña.

—¿Qué pasa, cariño? Es tu primita —dijo Sabrina

Evana sonrió.

—Bueno, no son de la misma sangre, recuerda que Álvaro solo era familia de Fátima, pero no de Don Andrés, sin embargo, creo que podrán amarse como primos.

Sabrina sonrió.

Dos meses despues.

Evana estaba nerviosa, hoy le tocaba el primer ultrasonido.

—¿Qué pasa, cariño? Te veo tensa.

—Es que, tengo nervios, no sé si todo vaya bien con el bebé, he engordado más de lo usual, y eso que solo he comido sano, tú lo has visto.

Marcus sonrió al escucharla.

—Tú has comido sano, y, además, te ves hermosa.

Evana sonrió

Al llegar con la ginecóloga, le hicieron el ultrasonido, la doctora miraba la ventana, cuando por fin lo notó.

—¿Escuchan como laten los dos corazones?

—¿Dos corazones? —exclamó Marcus asustado.

La doctora sonrió.

—Son dos bebés, son gemelos dicigóticos, o mellizos.

Evana estaba tan emocionada, sonriente, que no notaba las lágrimas se desbordaban por la emoción, en sus ojos.

—¡Estoy tan feliz! ¡Mi felicidad vino al dos por uno! —exclamó

La doctora rio de su frase, Marcus la miró sonriente, su mirada era también brillante, besó su mano.

—¿Están sanos?

—Sí, están perfectos, todo va muy bien, tal cual se espera, debe comer más, ahora por dos, es normal su aumento de peso, no se angustie mucho, luego podrá recuperar su figura cuando amante a los pequeños.

Ella asintió feliz.

Antes de irse la ginecóloga entregó unos resultados médicos.

—Son los resultados de paternidad, lamento mucho la mala experiencia que pasaron en la clínica.

Evana y Marcus miraron los papeles, pero fue ella quien los tomó y abrió, leyó y sonrió.

—Noventa y nueve por ciento de probabilidad de ser el padre de los mellizos Ford, señor Marcus, creo que ya no puede escapar.

Marcus rio de su esposa, y la abrazó, luego salieron de ahí felices.

Marcus y Evana volvieron a casa, ella arrullaba a la niña.

—Pronto nacerán mellizos, válgame, envejeceré mucho cuando tenga a tantos niños tras de mí —dijo Marcus con burla

—Te amo —dijo Evana.

Más tarde, Marcus se reunió con inversionistas, el nombre de la empresa Ford fue limpiado y a voces de todos se corrió el rumor de que Álvaro Ford, el ambicioso nieto adoptivo de Andrés Ford, fue quien intentó arruinar a su tío, por rencor, algunos llegaron a murmurar que era envidia, otros sostuvieron un mito de que se trataba de una venganza, pues Marcus Ford le había robado la esposa a Álvaro Ford, los más cercanos sabían que la verdad era que Álvaro era un hombre malo, ambicioso y egoísta.

Marcus condujo su auto hasta la prisión, pensó mucho en hacerlo, al final lo aceptó.

Al entrar, fue requisado, luego, fue llevado a la sala de visitas, estaba tras un cristal, cuando lo vio llegar.

Los ojos de Álvaro se abrieron como si hubiese visto a un demonio

—¿Tú aquí? —exclamó

—Sí, yo aquí, hola, querido sobrino.

—¿Qué quieres?

Marcus lo vio destruido, estaba golpeado, con la cara amoratada, el labio roto, se veía mal, sintió lástima, pero supo que lo merecía.

—Vine a decirte que no eres el padre de mi hijo.

—¿Estás seguro?

Marcus sonrió, le mostró la prueba, la poca sonrisa que quiso tener Álvaro se borró al ver la realidad.

Sus ojos se volvieron severos.

—¿Crees que ganaste esta guerra? Aún no acaba.

Marcus se levantó.

—Eso dice un perdedor —Marcus sonrió, estaba pro irse, pero escuchó a Álvaro

—Oí que adoptaste a mi cría, no te olvides lo que dicen, hija de tigre sale pintada, ya lo verás, crías a tu propio enemigo, querido tío, no escaparás de mi venganza.

Marcus no lo miró, salió de prisa.

Álvaro le miró con rabia, mientras sus ojos se volvían llorosos.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex