—¡Maldita loca Pilar! Evana, ¡Juro que yo no hice algo así! Solo la despedí, le expliqué los motivos, debes creerme —dijo Marcus desesperado y furioso
—¿Qué motivos? —exclamó Evana
—El día de la boda, no te lo dije, pero… ella…
—Te besó y te dijo que te amaba —dijo ella
Marcus la miró con desconcierto, sin entender porque lo sabía todo.
—¿Cómo lo sabes?
—Lo siento, Marcus, lo vi y escuché todo, luego, olvidé decírtelo, pero, tuve un enfrentamiento con Pilar, me dijo que te amaba, que iba a luchar por ti, fui bastante cruel con ella, pensé que entendería, nunca imaginé que se vengaría de ti, amor, lo siento —dijo Evana pensando que ella tuvo que ver en el loco actuar de Pilar.
—No es tu culpa, cariño, es solo culpa de ella misma, es una mala persona, al final, cuando alguien tiene el mal dentro de sí, terminará emergiendo, no importa cuánto intente cambiar.
—¿Qué vamos a hacer? Esto te va a perjudicar muchísimo —dijo Evana con angustia.
Marcus asintió.
—Lo sé, pero, saldré adelante, no te angusties, cariño, pero siento que es peor, que Álvaro está detrás de todo esto, estoy seguro, no puedo explicar el por qué, pero estoy convencido —dijo Marcus
Evana respiró profundo.
—¡Álvaro, Álvaro, Álvaro! ¡Lo odio como nunca odié a nadie en mi vida! —exclamó Evana frustrada—. Se ha convertido en una peste en nuestras vidas, un virus que solo sabe dañarnos y no desaparece jamás, te juro que es una hierba mala, destruye todo en su camino.
Marcus la abrazó con fuerza, no quería que se preocupara pro nada, quería que estuviera feliz, lo merecía, parecía que el destino se empeñaba en traerles muchas pruebas a cuestas para superar.
—Hablaré con los socios, veré que puedo hacer, cariño —dijo Marcus tratando de mantener la calma, y ser positivo.
—Tengo una idea mejor, amor, es que, nadie va a creerte, el mundo es otro ahora, sobre proteger a la víctima, y cuando una mujer tiende a hablar sobre un abuso, las personas tienden a tenerle empatía y a no dudar de su palabra, sin importar las pruebas, al menos claro que sean fehacientes.
—¿Qué estás pensando, Evana?
—Quiero asegurarnos de que todo el mundo sepa la verdad, de que todo el mundo sepa que lo que dice Pilar es falso, pero que sea desde su propia voz, que la gente pueda desenmascararla.
—¿Y cómo podríamos hacerlo? Porque dinero no creo que l quiera.
—Ella te quiere a ti, Marcus, cuando una mujer está despechada se vuelve feroz, y lo puedo decir por experiencia, peor cuando una mujer está enamorada, también es capaz de cometer las peores locuras, lo que digo es que es hora de que le pongas un límite a esa mujer, jugando a sus mismas cartas.
Marcus comenzó a entender a lo que se refería, estuvo de acuerdo, haría lo que sea para demostrar que la loca de Pilar estaba mintiendo para dañar su reputación, y solo era por despecho.
Cuando Álvaro llegó a la prisión, el horario de visitas estaba por terminar, pero le permitieron ver al preso Hugh Glenn.
Álvaro se sentó frente a un cristal que lo alejaba de los presos, y había un teléfono para poder comunicarse con ellos.
El hombre llegó hasta ahí, Álvaro frunció el ceño, nunca lo vio antes.
—¿Álvaro Ford?
—Sí, ¿Y tú quién eres?
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